Page 152 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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         cosa y no hay evolución ni eternidad: sólo Ser.»
            Han hecho falta tres generaciones para que el nuevo paradigma nos demostrara que el Ser es un
         estado  muy  real,  que  existe  más  allá  del  cambio  y  de  la  muerte,  un  sitio  donde  caen  por  tierra  las
         leyes de la Naturaleza que gobiernan el cambio. En último término, la muerte es sólo otra transforma-
         ción, de una a otra configuración de materia y energía. Pero a menos que puedas ponerte fuera de la
         arena del cambio, la muerte representa un punto final, una extinción. Escapar a la muerte significa, en
         definitiva, escapar de la visión del mundo que da a la muerte su terrible sentido de cierre y final de-
         finitivo.
            —Temo mucho a la muerte —contestó cierto discípulo indio a su gurú— Me aflige desde que era
         niño. ¿Por qué nací? ¿Qué me ocurrirá cuando muera?
            El gurú analizó pensativamente el tema y dijo:
            —¿Por qué crees que has nacido?
            —No comprendo tu pregunta —tartamudeó el discípulo.
            —¿Por qué crees que has nacido? —repitió el gurú—. ¿No es, simplemente, algo que tus padres
         te han dicho y tú has dado por sentado? ¿Has tenido en verdad la experiencia de nacer, de venir a la
         existencia desde un estado de no existencia? ¿O acaso ocurrió que un día, en la niñez, preguntaste
         de dónde venías y tus padres te dijeron que habías nacido? Como aceptaste esa respuesta, la idea
         de  la  muerte  te  asusta.  Pero  descansa  tranquilo:  no  hay  nacimiento  sin  muerte.  Son  dos polos del
         mismo concepto. Tal vez siempre has estado vivo y siempre lo estarás. Pero al aceptar el sistema de
         creencias de tus padres, entraste en un acuerdo por el que se teme a la muerte, pues la consideras
         un final. Quizá no hay final alguno; ésa es la posibilidad más digna de ser explorada.
            Naturalmente,  el  discípulo  quedó  impresionado,  pues,  como  todos  nosotros,  no  veía  la  muerte
         como   una  creencia  que  él  hubiera  aceptado.  Lo  que  el  gurú  señalaba  era  que  el  nacimiento  y  la
         muerte   son  hechos  del  espacio-tiempo,  pero  la  existencia  no.  Si  miramos  dentro  de  nosotros,
         hallaremos un recuerdo vago, pero seguro, de que siempre hemos estado por aquí. Para expresarlo
         de  otro  modo,  nadie  recuerda  no  haber  existido.  El  hecho  de  que  surjan  esos  temas  metafísicos
         demuestra el carácter inigualable de los seres humanos. Para nosotros la muerte no es sólo un hecho
         brutal,  sino  un  misterio,  y  es  preciso  desentrañarlo  para  que  se  pueda  resolver  el  misterio  del
         envejecimiento, ese proceso que conduce a la muerte. Las cuestiones más profundas sobre quiénes
         somos y qué significa la vida están envueltas en la naturaleza de la existencia.
            Cuando se rompe el hechizo de la mortalidad, es posible liberarse del miedo que otorga poder a la
         muerte. El miedo a la muerte se adentra en la vida mucho más de lo que nuestra mente consciente
         está dispuesta a reconocer. Como escribía David Viscott: «Cuando dices que temes a la muerte, en
         realidad estás diciendo que temes no haber vivido tu verdadera vida. Este miedo cubre el inundo de
         un silencioso sufrimiento.» Sin embargo, al no dejarte engañar por el miedo puedes convertirlo en una
         fuerza positiva. «Deja que tu miedo a la muerte te inspire a examinar tu verdadero valer y a concebir
         un sueño para tu propia vida —alentaba Viscott—. Deja que te ayude a valorar el momento, a actuar
         en él y a vivir en él.»
            Quiero ir aún más allá, sugiriendo que, cuando te ves en términos del Ser sin tiempo y sin muerte,
         cada célula despierta a una nueva existencia. La verdadera inmortalidad se puede experimentar aquí
         y ahora, en este cuerpo viviente. Llega cuando impregnas del Ser todo lo que piensas y lo que haces.
         Ésta es la experiencia de la mente sin tiempo y el cuerpo sin edad que el nuevo paradigma nos ha
         estado preparando.
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