Page 149 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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hecho mental: tengo sed. Esta sensación me insta entonces a actuar bebiendo un vaso de agua.
En términos ayurvédicos, lo que ha ocurrido es un flujo parejo de un impulso de inteligencia (vata)
que registra simultáneamente la necesidad de cincuenta billones de células. El vata tiene la cualidad
de ser seco y aumenta bajo cualquier sequedad. Las galletitas secas, el calor del desierto, la
sequedad del aire acondicionado y hasta las respuestas secas sirven para incrementar el vata. La
sequedad nos da sed, porque el cuerpo detecta este incremento del vata, y la señal persistirá hasta
que algo húmedo, como un sorbo de agua, ponga en juego la cualidad opuesta y el vata recobre la
línea.
El vata es el dosha que con más facilidad pierde el equilibrio, pero también el que lo recobra con
más facilidad. Como el prana vata, el aspecto más importante de este dosha, regular el sistema
nervioso, varía con el menor pensamiento o sensación. Al hacer las cosas necesarias para mantener
equilibrado el prana vata, tenemos un sistema completo para conservar el prana y derrotar el proceso
de envejecimiento en un plano sumamente sutil. Esto significa que todos los días debemos prestar un
poco de atención al vata, lo cual es, en realidad, algo fácil y natural. Se puede «pacificar» el vata (es
decir, mantenerlo en equilibrio) mediante varias medidas aplicadas al estilo de vida.
PARA PACIFICAR EL VATA
Para mantener en equilibrio al dosha vata necesitas tener en cuenta las siguientes cualidades:
Lo regular: hábitos regulares; horario para las comidas y para acostarse; planificación
del trabajo.
Lo caliente: comidas calientes y bien cocinadas; sol; evitar los alimentos y bebidas fríos,
Lo nutritivo: alimentos ricos, nutritivos y hasta pesados cuando el clima es frío; alimentar
las emociones,
Lo relajante: tomar tiempo para el descanso adecuado; evitar las situaciones que
producen tensión, la excitación y los esfuerzos excesivos,
Lo estable: relaciones y trabajo estables; vida hogareña estable.
Lo tranquilizante: un ambiente de trabajo tranquilo y ordenado; masajes suaves (sobre todo
con aceite de sésamo caliente),
Lo ininterrumpido: no dejar de proporcionar alimento y agua al cuerpo; no saltarse comidas ni
dejar el estómago vacío.
Un dosha se pacifica por medio de las cualidades que le faltan. Como el vata tiende a dar a las
personas un comportamiento errático, irregular y contradictorio, es útil contrarrestarlo con lo opuesto:
firmeza y regularidad. Detalles tan pequeños como no saltear comidas y acostarse a una hora
determinada rinden grandes dividendos cuando se trata de apaciguar el vata. Una prolongada
exposición al estrés provoca graves desequilibrios del vata, de modo que es preciso hacer esfuerzos
especiales por crearse un ambiente de trabajo tranquilo y ordenado. Un ámbito alegre alivia la
tendencia del vata a la incertidumbre y la inseguridad.
Cuando estás bajo la influencia del vata, buscas calor por instinto; mantenerse abrigado en
invierno y tomar baños de sol en las otras estaciones del año calma a este dosha. Tu dieta debería
basarse en comidas nutritivas y bien cocinadas; el ayurveda llega a pensar que para el vata son
buenas hasta las comidas pesadas y aceitosas (por eso en invierno nos atraen tanto las sopas y los
guisos de cocción larga) .También conviene evitar en temporadas frías las ensaladas, las bebidas
heladas, el alcohol y los alimentos secos o crudos, con lo que se corrige la tendencia del cuerpo a
agravar el vata en esas ocasiones. Los estimulantes de cualquier tipo, incluidos el café, el tabaco y el
alcohol, provocan el desequilibrio del vata.
Cuando está desequilibrado, el vata lleva a un sueño ligero e interrumpido; esto se contrarresta
acostándose temprano y evitando leer o ver la televisión hasta altas horas de la noche. El cuerpo
quiere también algunos períodos de calma, relajación y paz cada día. La meditación trascendental es
ideal, pues la exposición del sistema nervioso al silencio profundo le permite armonizar todos los
ritmos corporales sincronizados que el vata regula. Una vida familiar apacible y amorosa es un ideal
que muchos consideran perdido en las últimas décadas, pero es vital desde el punto de vista del