Page 153 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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El metabolismo del tiempo
Una de las brillantes contribuciones de Einstein a la física moderna fue su intuición de que el tiempo
lineal, junto con todo lo que ocurre en él, es superficial. El tiempo parece correr y moverse; los relojes
van marcando segundos, minutos y horas; milenios de historia se despliegan y desaparecen. Pero, en
último término, según sostenía Einstein, esta vasta actividad es toda relativa, lo cual significa que no
tiene ningún valor absoluto. John Wheeler, médico eminente, escribió: «La idea misma del espacio-
tiempo es falsa; al fallar esa idea, también falla la de "antes" y "después". Esto, que se puede decir
con tanta sencillez, es una lección muy difícil para lograr control en el mundo.»
Una prueba de que aún no se ha logrado un control es que la gente continúa envejeciendo, en un
proceso lineal, tan fielmente como si en verdad existiera. Sin embargo, si Einstein tenía razón, el
envejecimiento es una ilusión. Depende del «antes» y del «después», dos conceptos que están en
crisis desde hace casi un siglo. El místico poeta sufí Rumi comprendió esta verdad hace siglos,
cuando escribió: «Eres el espíritu incondicionado atrapado en condiciones, el sol en eclipse.» Tiempo
y espacio son condiciones; cuando nos vemos atados por ellos, hemos perdido el contacto con la
realidad e ingresado en una ficción.
Einstein reemplazó el tiempo lineal por algo mucho más fluido: un tiempo que puede contraerse o
expandirse, aminorar su paso o acelerarlo. Con frecuencia lo comparaba con el tiempo subjetivo,
pues notaba que pasar un minuto sentado en una cocinilla parecía una hora, mientras que pasar una
hora con una hermosa muchacha parecía un minuto. Lo que quería decir con esto es que el tiempo
depende de la situación del observador. Para los físicos, la noción del tiempo que se expande y se
contrae permitió mejores cálculos de diversos fenómenos que se producen cerca de la velocidad de
la luz, que era el absoluto de Einstein, la vara universal que no se podía cambiar ni exceder. El
tiempo debía contraerse y expandirse a fin de mantener constante la velocidad de la luz.
Todos tenemos la sensación de que el tiempo se expande y se contrae; parece arrastrarse a ratos
y volar otras veces, pero ¿cuál es nuestra constante, nuestro absoluto? Creo que es el yo nuestro
sentido central del ser. Para utilizar el ejemplo de Einstein: si dos hombres están sentados con la
misma muchacha hermosa, el tiempo puede pasar a gatas para uno de ellos, porque la muchacha es
su hermana, mientras que vuela para el otro, si está enamorado de ella. Esto significa que cada uno
de nosotros tiene un dominio personal sobre su sentido del tiempo. Analicemos todas las cualidades
subjetivas que atribuimos al tiempo. Decimos cosas como:
No tengo tiempo para eso.
Llegó la hora.
Se te está acabando el tiempo.
¡Cómo vuela el tiempo!
El tiempo no pasa nunca.
Te amo tanto que el tiempo se detiene.
Estas afirmaciones no dicen nada sobre el tiempo medido por el reloj. El reloj no miente sobre el
tiempo lineal que ha transcurrido «allí fuera». Pero el tiempo subjetivo, el que existe sólo «aquí
dentro», es otra cosa. Todas las frases citadas reflejan un estado del yo. Si estás aburrido, el tiempo
no pasa nunca; si estás desesperado, se te acaba el tiempo; si estás lleno de entusiasmo, el tiempo
vuela; cuando te enamoras, el tiempo se detiene. En otras palabras: cada vez que tomas una actitud
con respecto al tiempo, en realidad expresas algo sobre ti mismo. El tiempo, en un sentido subjetivo,
es un espejo.
En medicina sabemos que quienes no tienen tiempo suficiente acabarán, probablemente, con
trastornos cardiacos. El descubrimiento de la conducta tipo A, por ejemplo, reveló que los ataques
cardiacos estaban vinculados con la sensación de que nunca hay tiempo suficiente;.para un tipo A, la
siguiente fecha de vencimiento es siempre una amenaza; su lucha con el tiempo contribuye a que
arraiguen la frustración y la hostilidad. La hostilidad envía luego un mensaje al corazón, que constriñe
los vasos sanguíneos, eleva la presión arterial y los índices de colesterol y genera diversos tipos de
arritmias o latidos cardiacos irregulares.
Esto no ocurre sólo a las personas del tipo A. Cuando se acerca la fecha de vencimiento para