Page 161 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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               ocurrió  algo  muy  real.  Uno  de  los  absolutos  de la Naturaleza desapareció súbitamente. Al retirar el
               tiempo lineal, Einstein retiró también el espacio tridimensional, pues nuestra percepción del espacio
               desde  el  aire,  donde  vemos  que  las  luces  de  la  pista están separadas por tres metros, cambia por
               completo cuando el observador cambia de localización. Desde una mayor altitud, las luces de la pista
               se  van  acercando  cada  vez  más  entre  sí;  cuando  por  fin  llegamos  al  espacio  exterior,  las  luces
               desaparecen.
                  Según   Einstein,  en  el  núcleo  de  la  realidad  el  tiempo  lineal  se  evapora  por  completo,
               desbordándose como un arroyo que superara sus riberas. En la física anterior a Einstein se pensaba
               que, si una partícula pasaba junto al observador, seguía una trayectoria en línea recta, como la de las
               flechas y las balas una vez disparadas.

                                                    A                         B

                  He aquí dos puntos separados en el tiempo; la flecha representa el acontecimiento más básico del
               universo: el paso del tiempo desde el punto A al punto B. El motivo por el que puedes moverte por el
               tiempo es que así lo hacen las partículas y la energía, formando la base de pasado, presente y futuro.
               Alguna partícula estuvo en A, viaja ahora hacia B y a su debido tiempo llegará allí. Pero Einstein, con
               gran precisión matemática y ayudado por una generación pionera de grandes físicos, demostró que la
               realidad se parece más a un estanque de anillos en expansión (véase la siguiente ilustración).






                                               ¿A?  ¿A? ¿A?          ¿B? ¿B? ¿B?





                  El  tiempo  se  convierte  en  ondas  de  probabilidad  y  el  espacio  se  llena  de  regiones  ambiguas  y
               brumosas,  donde   un  fragmento  de  materia  puede  haber  pasado  alguna  vez  o  podría  aparecer  en
               algún momento.
                  Se sabe que nuestros dos puntos, A y B, están en algún sitio dentro de estos anillos en expansión,
               pero no hay pasado, presente ni futuro definitivos: sólo posibilidades de posición. Una partícula puede
               estar  aquí  o  allá.  Cuando  se  determina  la  posición,  con  ello  emerge  la  escala  del  tiempo.  A  y  B
               podrían estar juntos en el centro o apartados más afuera. El tiempo lineal nos engaña, llevándonos a
               pensar  que  un  minuto  sigue  al  otro  a  distancias  iguales,  pero  cambiemos  la  referencia  al  tiempo
               subjetivo:  dos  segundos  sentados  en  una  plancha  caliente  están  mucho  más  separados  que  dos
               segundos con una muchacha bonita. Einstein demostró que la separación entre dos acontecimientos
               cualesquiera es totalmente arbitraria; en realidad, sólo existe la posibilidad de los intervalos.
                  Derribar el tiempo lineal no hizo muy feliz a Einstein; personalmente, prefería creer que las cosas y
               los hechos tridimensionales eran de verdad. No obstante, para la ciencia se alcanzó un acto supremo
               de liberación. Los físicos más jóvenes estaban en la gloria; tras !a estela de Einstein tenemos ahora
               el superespacio, un reino que estalla de nuevas dimensiones, geometrías nuevas y cualquier tipo de
               tiempo que uno pueda imaginar. En el superespacio las estrellas ya no están separadas por un negro
               vacío; por ese vacío palpita una energía infinita, que se desenvuelve por hebras y curvas invisibles. El
               tiempo  puede   ser  absorbido  por  los  agujeros  negros  y  escupido  por  singularidades,  semillas
               comprimidas de espacio-tiempo que repliegan una duración infinita en espacio cero.
                  En el superespacio el tiempo no tiene una dirección fija; puede con tanta facilidad avanzar como
               retroceder.  Una  partícula  que  parta  de  A  puede  aparecer  en  B  antes  de  haber  partido,  desafiando
               nuestras  expectativas  lineales.  Esto  puede  parecer  imposible  de  comprender,  pero  imaginemos  un
               avión a propulsión que despegara en la noche. Para el pasajero sentado dentro del avión, las luces
               de la pista pasan raudamente en hilera, siguiendo una secuencia en el tiempo. Sin embargo, una vez
               en el aire, mira hacia abajo y ve que las luces no se mueven en absoluto. Existen en un patrón que
               experimentamos como tiempo en movimiento. El tiempo lineal siempre parece estar en movimiento,
               pero  cuando  te  apartas  del  punto  de  vista  tridimensional  es  posible  mirar  hacia  abajo,  analizar  el
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