Page 176 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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         libertad.
            Hallar tu libertad es necesario e involucra desprenderse de expectativas, resultados preconcebidos
         y  puntos  de  vista  egocéntricos.  Imagina  dos  madres,  de  pie  en  el  pasillo  de  un  supermercado,
         tratando de controlar a un niño nervioso que llora aparatosamente y concentra la atención de todos.
         Una   de  ellas  está  furiosa  y  abochornada;  su  intención  primordial  es  impedir  que  el  niño  arme  un
         escándalo,  pero  con  los  niños  pequeños  esto  no  funciona,  por  supuesto.  Los  sentimientos  son  su
         mundo; dar un espectáculo en el supermercado no les importa en absoluto. Por eso, cuando la madre
         ordena: «Bueno, deja de llorar. Calla ahora mismo», el niño sabe que, en realidad, no está atenta a
         sus sentimientos y, por lo tanto, no le permite existir. La madre sólo quiere un resultado; quiere que
         las cosas acaben de cierta manera.
            La segunda madre, por el contrario, ve que su hijo está auténticamente afligido y no le importa qué
         opinen los demás. No piensa en cómo va a afectarla esa situación, sino que se preocupa por el niño y
         quiere que él vuelva a ser feliz.
            Dice  cosas  como:  «¿Qué   te  pasa?  ¿Te  has  asustado  de  algo?  Bueno,  yo  estoy  aquí.»  Las
         palabras que use no son lo importante; tal vez se limite a levantar al niño y acariciarlo un momento. El
         cuerpo  mecánico   cuántico  del  pequeño  percibe  que  sus  sentimientos  han  sido  entendidos.  Por  lo
         tanto  no  hay  amenaza,  pues  la  intención  de  su  madre  es  curar.  no  sólo  poner  fin  a  una  situación
         desagradable.
            Tu  cuerpo  mecánico  cuántico  tiene  tanta  sensibilidad  como  el  de  un  niño; puedes utilizarla para
         volver a tu verdadero yo, que existe por encima y más allá de las aflictivas circunstancias de tu vida.
         Una vez más, en esto participa el asunto de la imagen de uno mismo. Orientarte hacia tu verdadero
         yo,  no  hacia  tu  autoimagen,  es  la  actitud  curativa  más  básica  que  se  puede  adoptar.  Cuando  te
         orientas hacia el yo usas tus sentimientos, tus necesidades y tus valores como punto de impulso para
         buscar ese plano de tu ser donde sentimientos, necesidades y valores ya están satisfechos. Este yo
         no existe en la acción, aunque paradójicamente puedes hallarlo por medio de la acción.
            Se  presentará  como  un  testigo  silencioso  que  permanece  aparte  de  la  actividad,  simplemente
         observando y apreciando lo que ocurre. Los soldados combatientes y los aventureros audaces suelen
         sentirse  de  pronto  apacibles  y  objetivos  observadores,  completamente  divorciados  de  la  frenética
         actividad  que  los  rodea.  Por  mi  parte,  he  descubierto  que  los  momentos  de  desvinculación  se
         caracterizan por lo siguiente:

            ·  Estoy presente con mi cuerpo.
            ·  Mi respiración se torna muy refinada, casi nula.
            ·  La actividad mental se ha calmado.

            ·  No siento ninguna amenaza; hay una certidumbre de estar en el sitio que me corresponde.
            ·  Percibo mi mundo interior como espacio abierto sin límites; la conciencia se extiende en todas
             direcciones en vez de centrarse en pensamientos específicos.
            ·  La  autoaceptación  fluye  hacia  el  medio.  Las  cosas  de  «allí  fuera»  me  parecen  íntimas,  una
             extensión de mí mismo.

            Esta experiencia de unidad es también mi definición práctica del amor. Para la mayoría, el amor es
         una emoción que viene y va; a veces la sentimos intensamente; otras no la percibimos en absoluto.
         Pero  la  esencia  del  amor  no  es  un  sentimiento:  es  un  estado  del  Ser.  Para  ser  más  exacto,  es  el
         estado  en  el  que  estás  en  contacto  con  el  Ser.  Quien  experimenta  realmente  el  amor  se  siente
         tremendamente    real  y  vivo,  sin  deseo  de  hacer  nada  más  que  existir  dentro  de  la  satisfacción  del
         amor.  La  mayor  acción  del  amor  es  simplemente  ser,  lo  cual  no  es  acción.  Por  eso  el  amor  es  un
         estado supremo de desvinculación y, no obstante, el estado más satisfactorio.
            Para  que  tu  plan  de acción tenga éxito, necesitas hallar un escape para tu amor, un sitio donde
         puedas brindarlo libremente. Cuanto más abierta sea tu experiencia del amor, más te aproximarás a
         hallar  su  esencia.  El  amor  que  no  fluye  no  es  amor;  es  sólo  deseos  y  anhelos.  El  renombrado
         mitólogo  Joseph  Campbell   señaló  el  camino  para  la  expresión  del  amor  cuando  dijo:  «Sigue  tu
         felicidad.»  La  felicidad  es  la  cosquilleante  arremetida  del  amor  en  acción,  el  flujo  del  Ser  que  se
         alarga  para  encontrarse  consigo  mismo  y  se  curva  hacia  atrás  encantado  por  el  contacto.  El  amor
         quiere encontrarse a sí mismo y, cuando el circuito se completa, fluye la felicidad. Pregúntate: «¿Dón-
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