Page 174 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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            4. Permanecer centrado en medio del caos

         A fin de mantenerte centrado y sereno cuando todo a tu alrededor es confusión, necesitas desarrollar
         la habilidad de hallar tu centro. Para hacerlo, identifica dos momentos de tu jornada laboral en que las
         cosas  sean  más  frenéticas  y  estresantes  para  ti  (la  posibilidad  más  obvia  es  el  momento  de  más
         trabajo  o  la  hora  de  tránsito  más  denso,  cuando  vuelves  a  tu  casa).Ahora  planea  reservar  cinco
         minutos para centrarte justo antes de esos dos períodos, utilizando la técnica siguiente:
            Busca   un  sitio  donde  puedas  estar  solo  y  en  silencio,  hasta  donde  sea  posible.  Siéntate
         cómodamente y cierra los ojos. Presta atención a tu respiración, concentrándote en el paso del aire
         por  tus  fosas  nasales. Visualiza el aire como leves volutas que entran por la nariz y vuelven a salir
         suavemente.    Al  cabo  de  dos  minutos,  comienza  a  sentir  el  cuerpo  (es  decir,  repara  en  las
         sensaciones   interiores,  en  la  piel,  el  peso  de  los  miembros,  etcétera). Después de un minuto, lleva
         suavemente la atención al centro de tu pecho y pósala con levedad allí. Es posible que a los pocos
         segundos te distraiga un pensamiento o una sensación fugaz. No te resistas, pero cuando notes que
         ocurre  eso  vuelve  suavemente    la  atención  a  tu  pecho.  Termina  el  ejercicio  permaneciendo
         tranquilamente sentado, sin hacer nada.
            Aunque   la  técnica  es  muy  simple,  con  frecuencia  produce  dramáticas  descargas  de  energías
         negativas;  quizá  sientas  que  tus hombros se liberan de una carga pesada y que una sensación de
         liviandad y calma impregna todo tu ser. Lo más importante es que comprenderás, con la experiencia,
         que  permanecer   centrado  es  el  modo  más  natural  y  cómodo  de  enfrentar  cualquier  situación,  por
         caótica que sea. Centrarse es un modo de volver al yo y desligarse de la confusión que te rodea.

            5. Ser como un niño

         Anota dos o tres cosas totalmente infantiles que puedas hacer mañana. Piensa en algo que te haga
         evocar  la  infancia:  tomar  un  helado,  jugar  en  la  plaza,  fantasear  con  las  formas  de  las  nubes.
         Comienza a incorporar estas actividades en tu vida actual, cada vez más. Tu objetivo es hallar dentro
         de  ti  ese  sitio  en  el  que  todavía  eres  un  niño  despreocupado.  El  nuevo  paradigma  nos  dice  que
         ningún hecho desaparece jamás; sólo se retira de la conciencia para volver al campo. Por lo tanto, tu
         niñez aún está allí, contigo, lista para ser evocada e integrada a tu ser.
            La actividad que elijas debe ser divertida, pero no para los adultos; aunque creas ser demasiado
         mayor   para  jugar  a  la  rayuela.  saltar  a  la  cuerda  o  para  los  juguetes,  busca  algo  que  te  devuelva
         irresistiblemente la felicidad del niño (es una buena idea preparar un postre reconfortante: pastel de
         manzanas o budín de pan, por ejemplo). Cuando lleves a cabo tu actividad infantil, debes ser un niño.
         Tal  vez  decidas  ir  a  la  plaza  para  columpiarte,  trepar  por  las  paralelas  o,  simplemente,  participar
         mirando   cómo  juegan  los  niños.  Pon  la  mente  en  esa  modalidad  inocente  y  despreocupada  que
         exhiben  los  niños.  La  sensación  que  tratas  de  recapturar  no  es  un  regreso  a  la  infancia,  sino  algo
         mucho más profundo, como lo estableció el brillante escritor y terapeuta A. H. Almaas.
            «Cuando   observamos   a  un  niño  —escribe  Almaas—.  vemos  que  esa  sensación  de  plenitud,  de
         intrínseca vivacidad, de gozar la existencia, no es resultado de otra cosa. Es valioso ser simplemente
         uno mismo; no se debe a lo que uno haga o deje de hacer. Está allí en el comienzo, cuando somos
         niños, pero se va perdiendo lentamente.» Lo que suele ocurrir con el tiempo es que perdemos la pista
         al  gozo  interior;  puede  haber  numerosas  fuentes  de  placer  y  éxito  fuera  de  nosotros,  pero  no  se
         ajustan  a  nuestros  sentimientos,  que  pueden   permanecer   en  niveles  muy  bajos  de  valer  y
         satisfacción.
            Por último, el deseo de volver a ser joven es un símbolo del deseo más profundo de mantenerse
         nuevo. Los bebés y los niños no tienen problemas en este aspecto. Al ponerte otra vez en el marco
         mental más infantil que puedas imaginar, abres sitio para aprender, como dice Almaas, que «somos
         el placer, somos el gozo, somos la importancia más profunda y el valor más elevado».

            6. Ser el propio punto de referencia

         El  estado  de  conciencia  más  elevado  que  podemos    alcanzar  es  el  de  unidad,  que  borra  la
         diferenciación  entre  observador  y  observado.  En  la  unidad,  todo  lo  que  antes  parecía  estar  «allí
         fuera» se ve como parte de uno mismo. Lo que impide esta experiencia es un carente sentido del yo,
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