Page 61 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
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                     reanuda el ejercicio otro par de minutos y vuelve a consultar.
               Los  dos  últimos  ejercicios  están  basados  en  experimentos  clásicos  realizados,  hace  más  de
               cincuenta años por el pionero de los neurólogos rusos, A. R. Luria. El sujeto más famoso de Luria fue
               un  periodista  al  que  él  llamaba  simplemente  S.,  hombre  dotado  de  una  memoria  fotográfica  casi
               infalible. S. podía asistir a una conferencia de prensa sin tomar notas y repetir después cada una de
               las  palabras  pronunciadas  por  cualquier  orador;  era  capaz  de  memorizar  largas series de números
               elegidos al azar y recordar cualquier escena que hubiera presenciado hasta en el más ínfimo detalle.
                  Por  añadidura,  S.  podía  utilizar  visualizaciones  simples  para  cambiar  todo  tipo  de  funciones
               involuntarias. Si se imaginaba mirando el sol, se le contraían las pupilas. Si se imaginaba sentado en
               la  oscuridad,  se  le  dilataban.  Podía  elevar  y  bajar  la  temperatura  de  sus  manos  utilizando  el
               procedimiento descrito más arriba. Una vez que hayas dominado eso, puedes probar su método para
               alterar  el  ritmo  cardiaco.  Si  S.  quería  que  su  corazón  latiera  más  deprisa,  se  imaginaba  corriendo
               detrás  de  un  tren  que  partía  de  la  estación;  si  quería  retardarlo,  se  veía  tendido  en  la  cama,
               echándose una siesta.
                  Luria  consideraba  que  estos  logros  eran  notables,  tal  como lo harían futuros investigadores una
               generación  después   al  ver  a  Swami  Rama  ejecutar  las  mismas  hazañas.  Sin  embargo,  lo  que  se
               demostraba   en  ambos  casos  era  la  biorretroalimentación  sin  máquinas.  En  vez  de  necesitar  un
               oscioscopio o una señal sónica para indicar que se estaba llevando a cabo una intención, S. y Swami
               Rama se basaban en el propio sistema de retroalimentación de sus cuerpos.
                  Aunque   habitualmente  no  tenemos   conciencia  de  ello,  el  cuerpo  regula  constantemente  la
               temperatura, el ritmo cardiaco y otras funciones autónomas mediante el procedimiento de escuchar
               sus  propios  mensajes  internos.  El  menor  cambio  en  cualquier  función  se  registra,  aunque  sea
               levemente,  en  la  conciencia  del  sistema  nervioso.  Tal  como  lo  demuestran  estos  ejercicios,  se
               pueden aprovechar voluntariamente esas señales silenciosas. La conciencia es un campo y, al enviar
               una  intención  a  ese  campo,  cambias  el  flujo  de  información biológica. Esto se registra en la mente
               consciente  como  vaga  sensación,  intuición  o  sólo  como  un  conocimiento  silencioso.  La  respuesta
               varía  entre  distintas  personas,  pero  con  la  práctica  se  fortalece  la  sensibilidad  para  con  la  propia
               conciencia.
                  En  lo  que  se  refiere  al  envejecimiento,  esta  sensibilidad es necesaria, pues el nuevo paradigma
               nos dice que el envejecer se inicia como distorsión en el campo de la conciencia. El suave flujo de
               información del cuerpo se bloquea a causa de las tensiones, los recuerdos, los traumas pasados y los
               errores debidos al azar. Aunque esas imperfecciones son sutiles, la conciencia no los pasa por alto; el
               corazón,  el  hígado,  los  riñones  y  todos  los  otros  órganos  saben  cuándo  funcionan  mal.  Las
               perturbaciones  producidas  en  la  inteligencia  celular  acaban  por  registrarse  en  la  mente  como
               molestia,  dolor  o  simple  sensación  de  malestar.  Lo  que  estamos  aprendiendo  a  hacer  aquí  es  a
               retinar  estas  percepciones  para  que  se  registren  en  una  etapa  más  temprana.  Cuanto  antes  se
               detecte una función alterada, más fácil será corregirla utilizando sólo la conciencia. El envejecimiento
               declarado es una señal muy tosca de que el cuerpo ha sufrido una pérdida de energía e información
               en algún punto vital, generalmente en el cerebro, el sistema inmunológico o las glándulas endocrinas.
                  El cáncer, la diabetes y la senilidad son típicas manifestaciones de una disfunción en una etapa
               avanzada. Hay raros casos en que los pacientes han utilizado el poder de la conciencia para curarse
               de trastornos muy graves, pero es mucho más sencillo corregir el problema subyacente en una etapa
               temprana.  La  primera  etapa  de  cualquier  alteración  fisiológica  se  produce  en  la  conciencia  misma;
               naturalmente, la mejor manera de volver estas alteraciones al equilibrio consiste en utilizar también la
               atención.

                                        EJERCICIO 3: UN GATILLO PARA LA TRANSFORMACIÓN

               Toda intención es un gatillo para la transformación. En cuanto decides que quieres algo, tu sistema
               nervioso responde para que alcances la meta deseada. Esto vale para las intenciones sencillas, tal
               como la de levantarse a buscar un vaso de agua, y también para las complejas, tales como ganar una
               partida de tenis o tocar una sonata de Mozart. En uno u otro caso, la mente consciente no tiene que
               dirigir todas las señales neuronales y los movimientos musculares para lograr su meta. La intención
               se inserta en el campo de la conciencia, activando la respuesta adecuada.
                  Cuando   me  acuesto  a  dormir,  mi  intención  de  dormir  activa  una  compleja  serie  de  procesos
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