Page 62 - Deepak Chopra - Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo.
P. 62
62
bioquímicos y neurológicos. La ciencia médica no puede imitar esta conexión, controlada en el plano
de la inteligencia. Sólo se puede manipular toscamente esa conexión desde el plano molecular (por
ejemplo, puedo dormirme tomando un somnífero, pero el tipo de sueño resultante no será natural;
habrá alteraciones en la secuencia normal de las etapas del sueño, sobre todo del R.E.M., la etapa
en que se sueña).
Cuando tienes una intención, tu cerebro sólo puede suministrar las reacciones que ha aprendido;
si juegas bien al tenis o eres buen pianista, tu respuesta adiestrada producirá resultados muy
diferentes de los que logren personas menos preparadas que tú. Sin embargo, la más profunda
habilidad reside en manejar la intención en sí. La gente que más triunfa en cualquier empresa maneja
generalmente sus deseos sin luchar indebidamente con el medio: están en el flujo. Si repasas la
sección sobre la adaptabilidad (página 105), encontrarás una buena descripción de cómo resuelven
sus problemas las personas de más éxito: permiten que la solución se presente por sí misma,
confiando en su propia capacidad de enfrentarse a desafíos difíciles. Al crear un mínimo de ansiedad,
conflicto, preocupación y falsas expectativas, promueven un uso muy eficiente de sus energías físicas
y mentales. La resultante facilidad del funcionamiento mente-cuerpo está directamente relacionada
con el envejecer-bien: cuanto más naturalmente existes en el flujo de tu conciencia, menor es el
desgaste de tu cuerpo.
Como ocurre con todas las habilidades, las personas presentan enormes variaciones en su uso de
la intención. Cuando la profesora Ellen Langer y sus colegas ofrecieron a un grupo de ancianos el
desafío de actuar como si tuvieran veinte años menos, los investigadores proporcionaron a sus
sujetos un centro de intención común. La clave para revertir la edad de esos hombres fue que sus
cuerpos respondieran a datos externos del pasado.
En el ejercicio siguiente se te pide que participes en una especie de viaje interno por el tiempo,
utilizando una imagen visual de tu pasado; la finalidad es experimentar la celeridad con que tu cuerpo
se adapta a esta intención con sensaciones de renovada juventud.
Siéntate cómodamente o acuéstate con los ojos cerrados. Presta atención un momento a tu
respiración, siguiendo con facilidad el subir y bajar de tu pecho, sintiendo el aire que pasa por tus
fosas nasales. Siente los brazos, que cobran peso a tus costados. Cuando estés relajado, conjura
con la vista de la mente uno de los momentos más maravillosos de tu niñez. Debe ser una vivida
escena de gozo, en la que seas, preferiblemente, el centro de alguna actividad.
Por ejemplo, una escena de ésas se produjo en mi niñez mientras jugaba al críquet. En verano, mi
padre nos llevaba a las colinas del norte de la India; recuerdo vividamente uno de aquellos lugares,
llamado Shillong, que anidaba en las frescas montañas verdes. Veo la pradera plana, bordeada por
colinas, donde jugábamos. Hubo un caso en que hice una victoriosa carrera, y ése es el momento
que me gusta revivir en la memoria. Siento el peso del bate en las manos y el golpe seco contra la
pelota. La veo volar a gran altura, contra los tejados verdes y rojos de las cabañas lejanas. Siento el
aire fresco y el entusiasmo en el cuerpo al echar a correr. Me late el corazón, mis piernas se
esfuerzan con toda su potencia. En mi mente me veo con los brazos muy abiertos, abrazando ese
momento victorioso. Participo en él con todas mis fibras, no sólo con el recuerdo, y la intensidad del
deseo de estar nuevamente allí, en mi juventud, me hace sentir ligero, expandido, feliz, absorto en
una experiencia tan plena que detiene el tiempo. Busca tu propio momento y averigua qué poder
tiene para ti. Los detalles son importantes; por ese motivo es más fácil utilizar intensas experiencias
físicas. Siente el aire y el sol en la piel; percibe si tienes calor o frío. Observa los colores, las texturas,
los rostros. Nombra el sitio de tu escena y a las personas que están allí. Repara en cómo visten y qué
hacen. Pero lo más importante es capturar de nuevo la sensación de tu cuerpo cuando te elevas para
fundirte con ese momento y convertirte en él. Al recobrar el flujo de un instante mágico, activas en tu
cuerpo una transformación. Las señales enviadas por tu cerebro se activan con tanta facilidad ante
los recuerdos y las imágenes visuales como ante imágenes y sonidos reales. Cuanto más vivida sea
tu participación, más te acercarás a duplicar la química corporal de ese momento juvenil. Los
antiguos canales nunca se cierran; sólo permanecen sin usar. Por lo tanto, al cambiar el contacto de
tu experiencia interior, puedes regresar en el tiempo, utilizando la bioquímica de la memoria como
vehículo.