Page 254 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
P. 254

248 La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia

               Glasgow, donde yo nací. La gente de allí donde yo nací y me crié, donde el Ángel del Señor se
               me apareció por primera vez.
                   139  Y yo quería volver. Pero sentí una pequeña advertencia. Y dije: “Bueno, por el bien de
               los hermanos, confirmaré la reunión”. Tan pronto como llegué a este valle, mi garganta se cerró
               y no hablé por nueve días, hasta que pasaron las reuniones.
                   140  El hermano Ruddell, puede que esté aquí esta mañana también, uno de los hermanos de
               este tabernáculo; él y Junie Jackson y ellos, yo estaba supuesto a tener una reunión con él. E
               inmediatamente mi garganta se cerró. Y de inmediato me dio una fiebre de alrededor de 105
               grados. Y yo iba a la reunión, primero, y–y el Dr. Schoen me dijo… yo dije: “Mi garganta está
               ronca”.
                   141  Él dijo: “Te daré algo para aflojar la laringe, y puedes seguir adelante y predicar”. Y
               tomé algo más que me dio; y, lo que era, tiró de ese sinus hacia abajo y lo bloqueó. Entonces
               me quedé en la cama durante nueve días, con una fiebre alta y ardiendo.
                   142  Muchos de mis hermanos aquí vinieron a mí, muchos hermanos famosos vinieron a orar
               por mí. Aquí vino el hermano Graham Snelling, aquí vino el hermano Ruddell, todos estos
               hermanos aquí, todos reunidos, orando y todo lo demás. Yo orando, tratando de hacer lo mejor;
               no podía ni susurrar. Me preguntaba: “¿De qué se trata todo esto?”. Mi encantadora mujercita
               sentada allí, ella y ellos orando por mí, y yo seguía igual. No podían entender.
                   143  Ahora, él me dio una medicina para tomar, pero no la tomé porque era droga. Y entonces
               lo dejé pasar. Y me quedé pensando: “Señor, ¡seguramente!”.
                   144  Y entonces después de que las reuniones terminaron, un lunes (eso fue); la última reunión
               se suponía que era el sábado, y luego, creo… Y el lunes traté de levantarme. Estaba tan débil
               que no podía atravesar la habitación. Me senté.
                   145  Ustedes saben, estoy tan agradecido por una esposa dada por Dios. ¿No lo están ustedes,
               hermanos? ¡Una verdadera esposa, una verdadera compañera!
                   146  Me senté. Le hice un gesto y la acerqué a mí. Y dije: “Meda, a veces me pregunto (dije),
               me pregunto, qué es lo que pasa”. Dije: “¿Por qué estarían las reuniones allí, y Dios me dejó
               acostado así?”. Dije: “¿Por qué fue?”. Y dije: “A veces me pregunto si Él siquiera me llamó”.
                   147  Ella dijo: “¿No te da vergüenza?”. ¿Lo ven? Y ella me dijo–dijo: “Bill, ¿no crees que
               Dios sabe lo que Él está haciendo contigo? Sólo, sólo cállate”.
                   148  Y entonces yo entré. Eso me reprendió un poco, ¿saben? Así que entré y me acosté en
               la cama. Ella vino a cambiar las sábanas, y ella tenía las cosas en el brazo; y cuando empezó a
               salir, miré y había un…
                   149  Vi un viejo y gran edificio de la armería que el sol al iluminarlo lo había hecho estallar
               en el suelo en pedazos, el sol brillando desde el cielo. Y allí venían tres mujeres y un hombre,
               subiendo. Y ellos tenían como pequeñas, como pequeñas… como una clase de pequeñas armas
               de fuego, así. Y dijo: “Eso clava los clavos”. Y dijo: “Nosotros… Usted sostenga estas piezas,
               hermano Branham, y nosotros construiremos esta armería de nuevo para usted”. Y yo dije:
               “Está bien, lo haré”.
                   150  Pero algo dijo: “No lo hagas”. Bien, yo me estiré para agarrar una pieza como esta, para
               construirla de esta manera. Y justo entonces una Voz me habló, y dijo: “Ahora ellos vienen en
               camino para hacerte volver. No lo creas”. Dijo: “Ellos son muy sinceros, y vienen a ti con ASÍ
               DICE EL SEÑOR, pero están equivocados”. ¿Ven?
                   151  Fred Sothmann (muchos de ellos aquí) estaba allí mismo cuando se lo conté. En menos
   249   250   251   252   253   254   255   256   257   258   259