Page 255 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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La Tercera eTapa   249

               de una hora esa gente condujo hasta mi puerta. Dije: “Hay tres mujeres y un hombre”.
                   —“Eso es exactamente así”.
                   —“¿Vienen con ASÍ DICE EL SEÑOR?”.
                   —“Sí, señor, ellos…”
                   152  Dije: “Por supuesto, ya saben lo que tienen que decirles”. Sinceramente equivocados,
               vean. Buena gente, pero sinceramente equivocada. ¿Ven?
                   153  Entonces pensé: “Bueno, ¿qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer?”. Y entonces Meda vino,
               y ella había regresado. Y el hermano Freddie fue y le dijo a la gente. Y entonces después de
               un tiempo, yo estaba allí en la cama, y pensé: “¿Por qué sucede de esta manera? ¿Por qué no
               puedo hablar? ¿Por qué no puedo hablar con alguien, o algo?”. Y yo estaba acostado allí. Y
               Meda entró, y estaba saliendo de la habitación.
                   154  Y miré, y vi que algo hacía un parpadeo hacia un lado. Y miré, y allí estaba mi pared
               abierta, y vi a Jesús. ¿Cuántos de ustedes alguna vez me han oído decir que he visto a Jesús dos
               veces en mi vida, en una visión? Y yo creí que lo vería de nuevo antes del tiempo del fin; vean,
               verlo de nuevo. Ahora, yo miré, y los cielos estaban justo allí; sólo miré como si mirara a través
               de la pared. Y allí estaba la Biblia colocada justo así, una gran Biblia colocada en los cielos.
               Entonces había algo que se iluminó alrededor de la Biblia; y fuera de la Biblia venía una cruz
               dorada muy bonita, y sobresalía así, y las luces viniendo todas de su alrededor. Y de esa cruz
               Él caminó. La Biblia reflejó la cruz, la cruz lo reflejó a Él. Y Él vino caminando hacia afuera,
               y caminó hasta donde yo estaba. Yo podía verlo así de claro, yo podía ver esa cruz reflejando
               Su cabello, parado allí, colgando sobre Su cara.
                   155  Me miró así y me dijo: “Estás esperando que se te confirme tu nuevo ministerio”. Él
               dijo: “Ya te lo he confirmado. Ya está confirmado. Tienes que aceptarlo”. ¿Ven? Y me levanté
               y lo escuché por un minuto. Y eso vino a mi mente. Yo no escuché eso, sólo vino a mi mente.
                   156  Como un hombre que ha sido un pecador toda su vida, y sabe que hay una Biblia,
               sabe que hay un Dios; pero de repente escucha un sermón, entonces Algo le dice: “Eres tú”.
               Entonces, esa misma Palabra ha estado allí todo el tiempo, pero se le confirma. Entonces dice:
               “Señor, perdóname”. Pero no servirá de nada hasta que acepte su salvación. Entonces sale y es
               un cristiano. No importa cuánto llore, cuánto ruegue, tiene que aceptarlo.
                   157  Y Él me dijo entonces: “Tienes que aceptarlo de la misma manera. Tienes que creerlo”.
                   158  Tengo miedo a la derrota. En cualquier cosa, tengo miedo de traer un reproche. Siempre
               tengo miedo de eso, de mirar, de pensar que voy a decir algo equivocado. Porque he tomado
               la advertencia de la Biblia; como a ese Moisés que se le dio un gran poder, y él golpeó la roca
               en lugar de hablarle. Yo recuerdo a [Eliseo], como él se quedó calvo, los niños pequeños se
               burlaron de él por ser calvo; y él puso una maldición sobre esos niños, y cuarenta y dos de ellos
               fueron matados por osos, ¿ven? Y eso no fue el Espíritu Santo, pero fue ese profeta enojado. Y
               yo he pasado por todas esas cosas, llegando a eso.
                   159  Y allí estaba Él hablando conmigo. Y Él dijo: “Pero caminas con muchos”. Él dijo: “Para
               caminar conmigo, caminarás solo”.
                   160  Yo había visto eso. Yo había estado atendiendo demasiado a las denominaciones y todo,
               ¿ven?, alguien tratando de decirle a uno qué hacer y qué no hacer. Usted tiene que seguirlo
               a Él. Ahora, recuerde la visión que Él me dio sobre los peces, ustedes saben, y cómo uno
               no podía enseñar señales sobrenaturales a los bebés pentecostales. Ustedes recuerdan. Y ahí
               estaba. Y estoy justo en el borde de este nuevo Mensaje.
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