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George Orwell                                    1 9 8 4                                    9

            libertad sexual. En un mundo puritano, Julia predica con el ejemplo el amor libre, pero tiende a
            creerse de manera acrítica todas las proclamas del Partido y los principios del Ingsoc. Ello lleva a
            Winston a definir su rebeldía como exclusivamente «de piernas abajo». El amor clandestino entre
            Julia  y  Winston  es  desesperado:  ambos  saben  que  sus  días  están  contados.  No  hacen  planes  de
            futuro: no tiene sentido hacerlos. Justo en ese instante entra O'Brien en acción.
               O'Brien  viene  a  cerrar  el  proceso  de  rebeldía  a  los  tres  principios  motores  de  la  sociedad  de
            Oceanía. Perpetrado el crimental gracias a su inteligencia y su capacidad de síntesis, vulnerada la
            abstinencia sexual gracias a Julia, Winston penetra en el mundo del odio gracias a O'Brien. O'Brien
            lo ayudará a odiar al Partido introduciéndolo en la Hermandad. El juramento de fidelidad a esta
            organización es una buena muestra de ello:
               "—¿Qué estáis dispuestos a hacer?
               —Todo aquello de lo que seamos capaces.
               —¿Estáis dispuestos a dar vuestras vidas?
               —Sí.
               —¿Estáis dispuestos a cometer asesinatos?
               —Sí.
               —¿A cometer actos de sabotaje que puedan causar la muerte de centenares de personas?
               —Sí.
               —¿A vender vuestro país a potencias extranjeras?
               —Sí.
               —¿Estáis dispuestos a hacer trampas, a falsificar, a hacer chantaje, a corromper a los niños, a
            distribuir drogas, a fomentar la prostitución, a extender enfermedades venéreas... a hacer todo lo
            que pueda causar desmoralización y debilitar el poder del Partido?
               —Si, por ejemplo, sirviera de algún modo a nuestros intereses arrojar ácido sulfúrico a la cara de
            un niño, ¿estaríais dispuestos a hacerlo?
               —Sí.
            —¿Estáis dispuestos a suicidaros si os lo ordenamos y en el momento en que lo ordenásemos?
               —Sí.
               —¿Estáis dispuestos, los dos, a separaros y no volveros a ver nunca?
               —No —interrumpió Julia."
               Juramentados  ambos,  Julia  y  Winston  brindan  con  O'Brien  por  el  pasado.  Por  el  pasado  que
            existió, no por el pasado eternamente mutable que defiende el Partido. Es el momento en que ambos
            pasan a formar parte de la Hermandad. Por fin pueden leer el libro clave de la rebelión, el tratado
            teórico  escrito  por  Emmanuel  Goldstein:  Teoría  y  práctica  del  colectivismo  oligárquico.  En
            realidad, se trata de un ensayo analítico, sin apenas contenido subversivo: es una simple descripción
            de  las  instituciones  y  la  historia  de  Oceanía.  La  respuesta  a  la  pregunta  que  Winston  se  había
            formulado alguna que otra vez en su diario: "Comprendo CÓMO. No comprendo POR QUÉ". La
            certeza del porqué de las cosas, la comprensión por parte de Winston de por qué odia al Partido y
            todo lo que encarna, es el último paso en su trayectoria moral y política. Sólo ahora, y no antes,
            podrá enfrentarse a la siguiente etapa, referida en la tercera parte de la novela: su tortura.
               Evidentemente,  Winston  no  podía  eludir  su  destino:  ser  encarcelado.  El  propio  O'Brien,
            comisario de la Policía del Pensamiento, se encarga de capturarlo  y conducirlo al Ministerio del
            Amor. Allí sufrirá todas las vejaciones imaginables, un lavado de cerebro que lo lleve a amar al
            Partido y el Gran Hermano. La temible habitación 101 marca el final de Winston como persona; en
            ella ha de enfrentarse a sus fantasmas más terribles. Una vez superada la humillación que anida allí
            adentro,  Winston  estará  dispuesto  a  creer  cualquier  consigna  del  Partido.  Los  discursos
            adoctrinadores  de  O'Brien  surten  efecto.  Winston  ya  es  capaz  de  doblepensar.  Ve  cinco  dedos
            cuando  O'Brien  le  enseña  cuatro.  Y,  mejor  aún,  ama  al  Gran  Hermano.  Ya  es  un  miembro
            respetable del Partido.
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