Page 24 - ESPERANZA PARA UN MUNDO EN CRISIS
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20 Esperanza para un mundo en crisis
aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir-
le a esta montaña: ‘Muévete de aquí hasta allá’, y la montaña se movería.
Nada sería imposible”. Cuando ejercitemos nuestra poca fe, esta crecerá
y se convertirá en una fuerza poderosa que nos permitirá caminar por
los tormentosos mares de la vida.
Pedro tuvo suficiente fe para salir del bote, pero no para atravesar
la tormenta. Jesús a menudo permite que las tormentas de la vida nos
sobrevengan para aumentar nuestra fe. El trabajo de la fe es garantizar
que nuestras dudas reciban las respuestas correctas de Dios.
Si el miedo nos consume o si estamos llenos de esperanza, depende
solo de la perspectiva con la que vemos la vida. Si observamos los pro-
blemas, nuestro corazón se llenará de miedo. Jesús dice: “¡Mira hacia
arriba!” ¿Por qué? Cuando miramos el Santuario celestial, vemos a Jesús
y descubrimos fortaleza en sus promesas. En Cristo, encontramos con-
fianza. En ella, experimentamos seguridad. Jesús nos eleva por encima
de las incertidumbres y las preocupaciones de la vida. A su lado, nuestro
corazón está lleno de seguridad en aquel que nos ama con amor eterno,
imperecedero, insondable, inagotable e infinito.
Confía en las promesas de Dios
Se cree que, en la Biblia, la expresión “no temas” se repite 365 veces:
una por cada día del año. ¡Dios se encargó de todo el calendario! Y nos
invita a descansar en su amor, a confiar en su gracia y a regocijarnos en
su poder.
En una de las promesas más reconfortantes de la Biblia, el profeta
Isaías registra un poderoso estímulo de Dios para nosotros: “No tengas
miedo, porque yo estoy contigo” (Isaías 41:10). ¿Por qué no debemos
temer? Porque Jesús está con nosotros. No importa por lo que pasemos,
él está a nuestro lado. “No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no
te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te
sostendré con mi mano derecha victoriosa” (Isaías 41:10). Cuando nos
enfrentamos a enfermedades, sufrimientos y dolor, no debemos temer;
Jesús está con nosotros. También en el libro de Isaías encontramos este
maravilloso mensaje de aliento: “Digan a los de corazón temeroso: ‘Sean
fuertes y no teman, porque su Dios viene para destruir a sus enemigos;
viene para salvarlos’ ” (Isaías 35:4).