Page 309 - PRIMERAS PAGS CAMINO SERVIDUMBRE.qxp
P. 309
CAMINO DE SERVIDUMBRE
de que podemos ofrecerles una alternativa real a la vía que han seguido, no
será mediante concesiones a su sistema de ideas. No debemos desilusionar-
los con una añeja reproducción de las ideas de sus padres, tomadas de ellos
en préstamo; sea el socialismo de Estado, la «Realpolitik», la planificación
«científica» o el corporativismo. No los persuadiremos siguiéndolos hasta
la mitad del camino que conduce al totalitarismo.Si los mismos ingleses aban-
donan el ideal supremo de la libertad y la felicidad del individuo; si implí-
citamente admiten que no vale la pena conservar su civilización y no se les
ocurre nada mejor que seguir la senda por la que han marchado los alema-
nes, nada tienen que ofrecer. Para los alemanes, todo esto es simplemente
un tardío reconocimiento de que los ingleses han equivocado por completo
el camino y que son ellos, los alemanes, quienes marchan hacia un mundo
nuevo y mejor,por espantoso que pueda ser el periodo de transición.Los ale-
manes saben que sus propios ideales actuales y lo que ellos consideran to-
davía como la tradición británica son criterios de vida fundamentalmente
opuestos e irreconciliables. Puede convencérseles de que el camino que eli-
gieron era equivocado; pero jamás les convencerá nadie de que los ingleses
serán mejores guías para la senda alemana.
Menos que a nadie atraerá este tipo de propaganda a aquellos alemanes
con cuya ayuda debemos contar en última instancia para reconstruir Europa,
por ser sus valores los más próximos a los nuestros. Porque la experiencia
los ha hecho más prudentes y pesimistas; han aprendido que ni las buenas
intenciones ni la organización eficiente pueden mantener el honor en un
sistema donde se han destruido la libertad y la responsabilidad individuales.
Lo que el alemán y el italiano que han aprendido la lección necesitan ante
todo es protección contra el Estado monstruo; no grandiosos proyectos de
organización en una escala colosal,sino oportunidad pacífica y libre para cons-
truir una vez más su propio mundo en torno. Si podemos esperar el apoyo
de algunos ciudadanos de los países enemigos, no es porque ellos crean que
ser mandados por los británicos es preferible a ser mandados por los prusia-
nos,sino porque creen que en un mundo donde los ideales británicos han triun-
fado serán menos mandados y se les dejará más en paz para conseguir sus
propios designios.
Si hemos de alcanzar la victoria en la guerra de ideologías y atraernos los
elementos honrados de los países enemigos, tenemos ante todo que recobrar
308