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LAS PERSPECTIVAS DE UN ORDEN INTERNACIONAL

               escala nacional, no puede ser otra cosa que el puro imperio de la fuerza;
               un pequeño grupo imponiendo al resto los niveles de vida y ocupaciones
               que los planificadores consideran deseables para los demás.Si hay algo cierto,
               es que el Grossraumwirtschft de la especie que han pretendido los ale-
               manes sólo puede realizarlo con éxito una raza de amos, un Herrenvolk,
               imponiendo brutalmente a los demás sus fines y sus ideas. Es un error con-
               siderar la brutalidad y el desprecio de todos los deseos e ideales de los
               pueblos pequeños, mostrados por los alemanes, simplemente como un
               signo de su especial perversidad; es la naturaleza de la tarea que se atri-
               buyeron lo que hacía inevitable estas cosas. Emprender la dirección de la
               vida económica de gentes con ideales y criterios muy dispares es atribuirse
               responsabilidades que obligan al uso de la fuerza; es asumir una posición
               en la que las mejores intenciones no pueden evitar que se actúe forzosa-
               mente de una manera que a algunos de los afectados parecerá altamente
               inmoral. 4
                  Esto es cierto, aunque supongamos que el poder dominante es todo lo
               idealista y altruista que quepa imaginar. ¡Pero cuán escasas probabilidades
               hay de que sea altruista y a cuántas tentaciones estará expuesto! Creo que
               el nivel de honestidad y justicia, particularmente respecto a los asuntos
               internacionales, es tan alto en Inglaterra como en cualquier otro país, si no
               lo es más.Y, sin embargo, podemos ya oír que la victoria debe utilizarse para
               crear condiciones en las que la industria británica sea capaz de utilizar plena-
               mente las instalaciones especiales que ha levantado durante la guerra; que
               la reconstrucción de Europa tiene que dirigirse de manera que se ajuste a
               las especiales exigencias de las industrias británicas y a la finalidad de asegu-
               rar a cada cual en Inglaterra la clase de ocupación para la que se considere
               a sí mismo más adecuado. Lo alarmante en estas sugerencias no es que se
               hayan hecho,sino que las hayan hecho con toda inocencia y considerado como



                  4. La experiencia en la esfera colonial, de Inglaterra tanto como de cualquier otro país, ha mos-
               trado muy ampliamente que incluso las formas moderadas de planificación que denominamos desa-
               rrollo colonial envuelven, lo queramos o no, la imposición de ciertos criterios a aquellos a quienes
               tratamos de ayudar. Es justamente esta experiencia la que ha hecho que los técnicos coloniales,
               incluso los de mentalidad más internacional, sean tan escépticos acerca de la posibilidad de una admi-
               nistración «internacional» de las colonias.

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