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LAS PERSPECTIVAS DE UN ORDEN INTERNACIONAL
Y para él, el hecho de tener que dar el producto de diez horas de su trabajo
por el producto de cinco horas del hombre de otra parte que está mejor equi-
pado con maquinaria es tanta «explotación» como la practicada por cualquier
capitalista.
Es bastante seguro que en un sistema internacional planificado las nacio-
nes más ricas y, por ello, más poderosas serían, en un grado mucho mayor
que en una economía libre, objeto del odio y la envidia de las más pobres; y
éstas, acertada o equivocadamente, estarían convencidas de que su posición
podría mejorarse mucho más rápidamente tan sólo con ser libres para hacer
lo que quisieran. Si llegara a considerarse como deber de un organismo in-
ternacional la realización de la justicia distributiva entre los diferentes
pueblos,la transformación de la lucha de clases en una pugna entre las clases
trabajadoras de los diferentes países sería, sin duda, según la doctrina socia-
lista, una evolución consecuente e inevitable.
Muchas tonterías se dicen ahora sobre la «planificación para igualar los
niveles de vida». Es instructivo considerar con algún mayor detalle una de
estas proposiciones para ver con precisión lo que encierra. El área por la que
ahora muestran mayor afición en sus proyectos nuestros planificadores es
la cuenca del Danubio y Europa Sudoriental. No puede ponerse en duda
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la urgente necesidad de mejorar las condiciones económicas de esta región,
por consideraciones humanitarias y económicas tanto como en interés de
la futura paz de Europa, ni que ello sólo puede lograrse dentro de una es-
tructura política diferente de la del pasado. Pero esto no es lo mismo que el
deseo de ver la vida económica de esta región dirigida de acuerdo con un
único plan general y de fomentar el desarrollo de las diferentes industrias
conforme a un programa trazado de antemano, de tal manera que la inicia-
tiva local sólo puede triunfar si logra la aprobación de la autoridad central
y su incorporación al plan de ésta. No se puede, por ejemplo, crear una espe-
cie de Tennessee Valley Authority para la cuenca danubiana sin determi-
nar previamente con ello, para muchos años, el grado de progreso relativo
6. [Hayek puede haber tenido presentes estudios tales como el de C.A. Macartney, Problems
of the Danube Basin (Cambridge: Cambridge University Press, 1942), o Antonin Basch, The Da-
nube Basin and the German Economic Sphere (Nueva York: Columbia University Press, 1943).
—Ed.]
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