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Por 1914, un grupo de intelectuales caja-
marquinos afi ncados en Trujillo y liderado por el
ensayista Antenor Orrego (1892-1960), participó
en la «Bohemia trujillana» y en la creación del
Grupo Norte junto con César Vallejo, Haya de
la Torre y el pintor Macedonio de la Torre. Ellos
fueron los poetas Alcides Spelucín, Felipe Alva,
Óscar Imaña y el pintor Camilo Blas. Menciona-
mos a Spelucín en este grupo después de leer
Vallejo y los cajamarquinos, de Luzmán Salas, el
mayor estudioso de la literatura cajamarquina,
quien asegura que Spelucín no nació en Ascope
como se creía, sino en la hacienda San Felipe,
en Contumazá.
Fueron Alcides Spelucín (1897-1976), con
El libro de la nave dorada (1926), y Óscar Imaña
medios de transporte a la costa, el comercio, la (1893-1968), autor de Las manos invisibles y otros
agricultura y la minería hicieron más dinámica la poemas (2012, libro póstumo), quienes marca-
vida en la ciudad. Los sindicatos, el periodismo rían nuevos rumbos en la lírica cajamarquina,
local, el cine, las asociaciones culturales y reli- particularmente por sus versos modernistas y sus
giosas protagonizaron la vida cultural, mientras caligramas. Cito a Spelucín: «En un gesto de san-
las calles no eran ajenas a los enfrentamientos gre se despide el crepúsculo / las velas cobran
políticos. Ocasionalmente la visita de algún per- una laxitud indolente. / [...] ¡Es paz de ensueño
sonaje importante alborotaba los escenarios. La el músculo! / y ante un despertamiento plane-
presencia de los poetas José Gálvez y Abraham tario de nardos / bramando lilas tristes, por la
Valdelomar, la del conferencista John MacKay ruta de oriente / se van los vesperales, divinos
y la del político Haya de la Torre contribuyeron leopardos!». La infl uencia de Vallejo en ambos
a abrir más las intrincadas mentalidades locales. es indiscutible, como se aprecia en estos ver-
sos de Imaña: «¿En dónde estás? Retorna de tu
1. LOS POETAS PRIMOSECULARES viaje lejano / Si vieras cuántos cambios dejaron
las horas muertas / Todos somos distintos; pero
En Lima, Amalia Puga colaboró en el Mercurio siempre el arcano / abre sus aspas negras de
Peruano junto con otros cajamarquinos, como crespón en las puertas».
su hijo Cristóbal de Losada y Puga (nacido en
Nueva York), el historiador Horacio Urteaga y 2. LAS FORMAS DE LA NOVELÍSTICA
el fi lósofo Mariano Iberico (1892-1974). Iberico,
quien ya mantenía contacto con varios inte- Con varios elementos costumbristas y la crea- 45
lectuales del mundo, como Miguel de Unamu- ción de Aural, una ciudad andina imaginada,
no, remozará la prosa peruana para esculpir las en Los Barzúas (1952) Amalia Puga continuará la
poéticas meditaciones que trascienden de los senda del realismo abierta por Clorinda Matto
Andes al universo en el libro Notas sobre el pai- y Mercedes Cabello y también por la primera
saje de la sierra (1937). En el Mercurio Peruano novela cajamarquina, La cumbrera del mundo
también acompañaron a Puga dos destacados (1935), escrita por Pedro Barrantes Castro (1898-
poetas cajamarquinos: Juan C. Rossell, de quien 1979), quien, con ironía, algunas notas barrocas
poco sabemos, y Diego Camacho (1898-1985), y voces regionales, denunciaba en esmerada
autor de Clarinadas de fe (1956) y Lámparas de prosa el enfrentamiento social entre cholos, in-
barro (1966), poemarios que oscilan entre el es- dios, autoridades, curas y gamonales. El realismo
píritu declamativo de un romanticismo tardío, la beligerante y provocador le brindó a Barrantes
incipiente sonoridad del modernismo y un eté- el aplauso del mexicano Alfonso Reyes, y la crí-
reo sentido simbólico de lo cotidiano. Mientras, tica limeña consideró la obra al lado de La ser-
en Cajamarca, el poeta Abelardo Pita intenta- piente de oro, de Ciro Alegría, y Agua, de José
ba hacer lo propio desde las páginas del perió- María Arguedas, también publicadas en 1935.
dico La Nueva Era y el fraile Tarsicio Mori compo- El departamento de Cajamarca, que se
nía versos religiosos contra la poesía mundana. había independizado de Trujillo en 1855, seguía