Page 92 - Machote revista Ochentero nuevas medidas.indd
P. 92

Cuentos





                  Alonso David Lázaro Quispe





                                                        Kilómetro 41






                         Son las dos de la tarde con siete minutos, hoy, domingo. Es un lindo día para pasarlo en
                  familia, cuidándonos siempre de este clima y esperando que las lluvias cesen para disfrutar del
                  cálido sol, luego del movimiento telúrico que hace poco nos puso los pelos de punta. Nosotros
                  seguimos  acompañándote  donde tú  estés,  en  tu  casa, en  la calle, en  el auto; solo continúa
                  sintonizando Tropical, tu radio favorita…


                         El auto de patrulla se deslizaba hacia la costa con velocidad moderada. El asfalto, desde
                  el panorama aéreo de algún gallinazo, se podía ver cruzando los cerros de la vieja cordillera,
                  zanjándolos o penetrándolos como una serpiente negra e interminable. El o�icial Rogert salió
                  de Arequipa hacia la costa; le habían asignado la inspección de dicha vía dirigiéndose a Camaná.
                  Es decir, había que asegurar la circulación a través de las pistas, detectando rocas que hayan
                  podido deslizarse durante el fuerte temblor, para evitar accidentes de tránsito. La acción fue
                  inmediata.

                         «Qué bueno que el túnel está limpio», pensó consintiendo su nictofobia. Ayudado por las
                  luces, se dio las licencias de acelerar con prudencia para salir de aquellos cuarenta segundos
                  de  oscuridad,  bajo  miles  de  toneladas  de  roca  sólida  de  la  montaña  perforada,  por  donde
                  atravesaba la serpiente de asfalto. Saliendo hacia el día, una llamada emitida por Control alertó
                  la presencia de un cuerpo extraño a un lado de la carretera, a la altura del kilómetro 41.
                          —A la unidad que está recorriendo la Panamericana Sur, a la altura del kilómetro 41 ¿Me
                  copia?


                        —Le copio. Cambio… —dijo impetuoso.
                        —Testigos  presenciales  están  reportando  un  cuerpo  aún  no  identi�icado  al  �ilo  de  la
                  carretera. Apersonarse al lugar y con�irmar el reporte. Cambio…
           92           —Copiado. Voy en camino. Cambio y fuera —concluyó esbozando una sonrisa pícara.


                        Necesitaba  referencias  más  exactas.  Pero  seguro  que  no  tardarían  en  brindarle  más
                  información. Se preguntaba si había llegado el día, por �in, de que le suceda algo importante
                  durante  el  año.  Lo  había  pasado  muy  aburrido  en  los  últimos  meses  y  quería  retomar  sus
                  servicios en casos como el que estaba por averiguar. Por otro lado se tranquilizaba de saber que
                  sus padres y hermanos menores no habían sufrido percances durante el sismo. Así es, podría
                  llevar el resto del día concentrado en hacer un buen papel.

                        La luz del atardecer era espléndida, los cerros de arcilla roja, teñidos del brillo solar,
                  convertían el panorama en un nostálgico trayecto hacia lo que, se esperaba, iba a ver el cadáver
                  de alguien. Llegando a un claro de medio kilómetro en línea recta, el o�icial bajó la sombrilla del
                  parabrisas para facilitarse la visión de la carretera en dirección al sol enardecido de las quince
                  horas.
                        Como lo había imaginado, el incidente tenía que suceder en el lugar donde la carretera
                  tradicionalmente se había reclamado para sí la vida de cientos de personas en accidentes de
                  tránsito y de algunos animales que bajan a comer la hierba que crece en la zona por las lluvias,
   87   88   89   90   91   92   93   94   95   96   97