Page 101 - complot contra la iglesia
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dejara libre a este último y exigió que se crucificara a Jesús, aunque cayese
                    sobre ellos y sus descendientes la sangre del Hijo de Dios.




                           Capítulo Octavo
                           LOS APÓSTOLES CONDENAN A LOS JUDÍOS POR EL ASESINATO
                    DE CRISTO


                           TESIS CUARTA.- Loa apóstoles culparon a los judíos y no a los
                    romanos de la muerte de Cristo. PRUEBAS:
                           En el libro de la sagrada Biblia los Hechos de los Apóstoles (capítulo II),
                    San Pedro, dirigiendo la palabra a los judíos de diversos países reunidos en
                    Jerusalén, en donde cada cual (después  de la venida del Espíritu Santo)
                    entendía la palabra del apóstol en su propia lengua, les dijo:
                           “14....Varones de Judea, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd
                    con atención mis palabras. 22. Varones de Israel, escuchad estas palabras: A Jesús Nazareno,
                    Varón aprobado por Dios entre vosotros, como también vosotros sabéis. 23. A Este que por
                    determinado consejo y presciencia de Dios fue entregado, lo matasteis, crucificándole por manos
                    de malvados” (66).
                           San Pedro echa, pues, claramente la responsabilidad des asesinato de
                    Cristo sobre todo el  pueblo judío y no culpa a los romanos. ¿Supondrán los
                    clérigos que sostienen en forma tan increíble lo contrario, que San Pedro mintió
                    cuando dice a los judíos venidos de otras tierras: “Varones de Israel, lo
                    matasteis, crucificándolo”?
                           En el Capítulo III de los Hechos de los Apóstoles, encontramos el pasaje
                    relativo a la curación del cojo de nacimiento:
                           “11. Y estando asido de Pedro, y de Juan, vino apresuradamente a ellos todo el pueblo
                    al pórtico, que se llama de Salomón, atónitos. 12. Y viendo esto Pedro, dijo al pueblo: Varones
                    Israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por
                    nuestra virtud o poder hubiéramos hecho andar a éste? 13. El Dios de Abraham, y el Dios de
                    Isaac, y el Dios de Jacob, el Dios de nuestros padres ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien
                    vosotros entregasteis, y negasteis al Santo, y al Justo, y pedísteis que se os diese un hombre
                    homicida. 15. Y matásteis al Autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo
                    cual nosotros somos testigos” (67).
                           En este pasaje del Nuevo Testamento, estando reunido todo el pueblo,
                    San Pedro echó  en cara a los judíos el haber matado a Cristo.
                           Aún encontramos en los hechos de los Apóstoles (capítulo V), un pasaje
                    en que no sólo San Pedro sino también los demás apóstoles acusan
                    categóricamente de la muerte de Cristo al Concilio de Ancianos de Israel,
                    convocado por los sacerdotes:
                           “29. Y respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: Es menester obedecer a Dios antes
                    que a los hombres. 30. El Dios de nuestro padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matásteis,
                    poniéndole en un madero” (68).
                           Tenemos aquí, un testimonio colectivo de los apóstoles acusando a los
                    judíos y no a los romanos de haber dado muerte a Cristo.
                           Por si todo esto no fuera suficiente, citaremos los testimonios de San
                    Pablo y de San Esteban primer mártir del cristianismo.
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