Page 99 - complot contra la iglesia
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vesania, que aún hoy día seguimos presenciando en los países comunistas en
                    donde con lujo de crueldad torturan y matan a millones de cristianos y gentiles.
                           Mientras la bestia permaneció encadenada –según los términos del
                    Apocalipsis de San Juan- durante mil años, es decir, del siglo V al siglo XV, se
                    redujo a crucificar niños indefensos, a escupir crucifijos e imágenes de maría
                    Santísima, a ultrajar objetos sagrados, a intentar enlodar la santa memoria de
                    Jesús y de María con blasfemias y calumnias horrendas; pero cuando la bestia
                    se desató, a principios del siglo XVI, terminó por arrollar al mundo en los siglos
                    XIX y XX.
                           Ya no se redujo entonces a escupir y ensuciar sacrílegamente a los
                    crucifijos ni a las imágenes de maría Santísima, ni a calumniar horriblemente la
                    memoria de Estos. A falta de otros  objetivos, ya no fue necesario que
                    reconcentrara todo su odio y toda su crueldad sobre niños inocentes. Libre el
                    monstruo apocalíptico de sus cadenas, libre ya de las leyes eclesiásticas y
                    civiles que mantenían a los judíos encerrados en los guettos, separados de los
                    cristianos, sin la prohibición de ocupar puestos dirigentes en la sociedad una
                    tras otra, desatando su odio diabólico  sobre toda la Cristiandad, que en los
                    países comunistas está siendo sistemáticamente destruida.
                           Confirma lo anterior el escritor judío Salvatore Jona, al decir:
                           “Los hebreos, salidos del Guetto, se  lanzaron a la conquista de todas aquellas
                    posiciones, materiales y espirituales, que les habían sido negadas en los siglos pasados...” (63).
                           Sólo la mano que martirizó a Jesucristo puede ser capaz de organizar
                    checas y policías secretas para cometer crímenes espantosos y en número
                    escalofriante, que no tienen paralelo en la historia.
                           San Marcos en el capítulo XIV de su evangelio, nos dice:
                           “1. Y dos días después era la Pascua, y los Ázimos: y los príncipes de los sacerdotes, y
                    los escribas andaban buscando cómo lo prenderían por engaño, y le harían morir. 10. Y Judas
                    Iscariotes uno de los Doce, fue a los príncipes de los sacerdotes, para entregárselo. 11. Ellos,
                    cuando lo oyeron, se holgaron: y prometieron darle dinero. Y buscaba ocasión oportuna para
                    entregarle”.
                           Es necesario hacer notar que Judas no intentó siquiera entregarlo a los
                    romanos, sino a los judíos, porque eran ellos y no los romanos los interesados
                    en matar a Cristo. Por otra parte, no fueron los romanos, sino los judíos los que
                    pagaron a Judas por su traición.
                           Con un pasaje que demuestra cómo fueron los dirigentes espirituales y
                    civiles del pueblo judío y no los romanos los que mandaron aprehender a
                    Jesús, San Marcos, continúa:
                           “43. Y estando aún El hablando, llega Judas Iscariotes, uno de los Doce, y con él grande
                    tropel de gente, con espadas, y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los
                    escribas y de los ancianos. 44. Y el traidor les había dado una señal, diciendo: Aquel que yo
                    besare, Aquel es: prendedle, y llevadle con cuidado. 46. Entonces ellos le echaron las manos, y
                    le prendieron. 53. Y llevaron a Jesús a casa del sumo sacerdote: y se juntaron todos los
                    sacerdotes, y los escribas, y los ancianos. (Es  decir, los dirigentes del pueblo judío, la más
                    amplia representación de Israel). 55. Y los príncipes de los sacerdotes, y todo el concilio
                    buscaban algún testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo hallaban. 56. Porque muchos
                    decían testimonio falso contra El...59. Y no se concertaba el testimonio de ellos. 60. Y
                    levantándose en medio el sumo sacerdote, preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes alguna
                    cosa, a lo que estos atestiguan contra Ti? 61. Mas El callaba, y nada respondió. Le volvió a
                    preguntar el sumo sacerdote, y le dijo: ¿Eres ti el Cristo, el Hijo de Dios bendito? 62. Y Jesús le
                    dijo: Yo soy: y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y venir con las
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