Page 66 - complot contra la iglesia
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“libros santos” del judaísmo moderno, ya que la índole de este trabajo nos
impide extendernos más sobre la materia.
“Vosotros israelitas, sois llamados hombres, en tanto que las naciones del mundo no
merecen el nombre de hombres, sino el de bestias” (4).
“La progenie de un extranjero es como progenie de animales” (5).
En los anteriores pasajes dan los falsos intérpretes de las Sagradas
Escrituras un paso de gran trascendencia: el de quitar a los cristianos y
gentiles, es decir, a todos los pueblos de la Tierra, su carácter humano,
dejándolos en la categoría de bestias.
Para darse cuenta de la importancia de este paso infame hay que tener
en presente que, según la Revelación Divina del Antiguo Testamento, todos los
animales y bestias fueron creados por Dios para servicio del hombre, el cual
puede comer su carne, utilizar su piel como vestido, matarlos, desollarlos y
hacer con ellos todo aquellos que le convenga. En cambio, obligó al hombre a
guardar los Mandamientos respecto a sus semejantes, los demás hombres.
Para los judíos –según la falsa interpretación que dan de las Escrituras-,
tanto los cristianos como los gentiles son simples animales y no seres
humanos, por lo que automáticamente, los hebreos quedan sin obligación de
guardar los Mandamientos con respecto a ellos, sintiéndose, al mismo tiempo,
con todo el derecho de matarlos, desollarlos y privarlos de todo lo que tengan,
como a cualquier animal. Jamás ha existido, ni existe sobre la Tierra, un
imperialismo tan implacable y totalitario como el de los judíos.
Este concepto trascendental acerca de la animalidad de los demás
pueblos explica claramente la conducta implacable, cruel y despectiva hacia
todo derecho humano, observada por los jerarcas judíos del comunismo
internacional.
Su desprecio por los demás llega al extremo de hacerlos afirmar:
“¿Qué es una prostituta? Cualquier mujer que no sea hebrea?”.
Esto explica, según lo han repetido y denunciado varios escritores de
distintas nacionalidades, el hecho de que los judíos hayan sido en todas partes
los más inescrupulosos comerciantes en la trata de blancas y los más asiduos
defensores de las doctrinas disolventes, el amor libre y la promiscuidad,
mientras mantienen a sus familias en la más absoluta disciplina y moralidad. Es
que siendo animales los cristianos y gentiles, nada de extraño tiene que vivan
en la prostitución y en la promiscuidad.
En cuanto a los instintos asesinos de los judíos, manifestados a través
de los siglos, se ven alentados con la que ellos creen inspiración divina del
Talmud y de la Cábala, pero que según la Santa Iglesia, no es sino obra
satánica.
“Al mejor entre los gentiles, mátalo” (7).
Si Dios les ordenó tal cosa, tratándose como se trata de un pueblo cruel
y sanguinario, como lo demuestra la Pasión y Muerte de Cristo, las torturas y
matanzas de la Rusia comunista, etc., ¿qué de extraño tiene que, donde pueda
hacerlo, asesine a todos aquellos que en alguna forma se oponen a sus
perversas maquinaciones?
Ese odio diabólico, ese sadismo que han demostrado siempre los judíos
en contra de los demás pueblos, tiene también su origen en la interpretación
falsa de la Revelación divina, es decir, en la cábala y el Talmud. Sirva de
ilustración el siguiente ejemplo: