Page 67 - complot contra la iglesia
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“¿Qué significa `Har Sinai´ ¿ Significa el monte desde el cual se ha
irradiado el Sina, es decir, el odio contra todos los pueblos del mundo” (8).
Es necesario recordar, que fue en el Monte Sinaí donde Dios reveló a
Moisés los Diez Mandamientos; pero los judíos modernos consideran, en forma
tan equivocada como absurda, que allí fue revelada la religión del odio que
ellos observan hasta nuestros días; odio satánico contra los demás pueblos
que ha tenido su manifestación extrema en los tormentos y matanzas
perpetradas por el comunismo internacional.
La Cábala, reservada para los altos iniciados del judaísmo, no para la
plebe, llevó la división entre judíos y gentiles –entre los que incluyen a los
cristianos- a los extremos más absurdos. Mientras por una parte, se rebajaba a
los gentiles a la categoría de simples animales, por otra parte, se elevaba a los
judíos a la categoría de dioses, identificándolos con la divinidad misma. ¡Hasta
ese grado han falseado los judíos el significado del Pentateuco y en general del
Antiguo Testamento!
El blasfemo pasaje que aparece a continuación, es sumamente
ilustrativo al respecto:
“Dios se exhibe en la Tierra en las semblanzas del judío. Judío, Judas, Judá, Jevah o
Jehová, son el mismo y único ser. El hebreo es el Dios viviente, el Dios encarnado, es el hombre
celeste, el Adán Kadmon. Los otros hombres son terrestres, de raza inferior; sólo existen para
servir al hebreo, son pequeñas bestias” (9).
Es natural que semejante manera de pensar haya llevado a los judíos a
la conclusión lógica de que todo cuanto existe en la Tierra les pertenece,
incluso las bestias –entre las que nos incluyen a los demás hombres- y todo lo
que a esas bestias pertenece.
Los falsificadores de las Sagradas Escrituras intentaron, tanto en el
Talmud como en la Cábala, fortalecer el imperialismo judaico dándole el
carácter de mandato divino. Los siguientes pasajes lo demuestran:
“El Altísimo habló a los israelitas así: Vosotros me habéis reconocido como único
dominador del mundo y por esto yo he de haceros los únicos dominadores del mundo” (10).
“Dondequiera que se establezcan los hebreos, es preciso que lleguen a ser amos; y
mientras no posean el absoluto dominio, deben considerarse como desterrados y prisioneros.
Aunque lleguen a dominar naciones, hasta que no las dominen todas, no deben cesar de clamar:
`¡Qué tormento!´ `¡Qué indignidad!´” (11).
Esta falsa revelación divina, contenida en el Talmud, es una de las
bases teológicas de la política del judaísmo moderno, que realizándola al pie
de la letra cree cumplir con la voluntad de Dios.
Cuando los pueblos cristianos y gentiles han abierto generosamente sus
fronteras a los emigrantes judíos, equiparándolos a los de otras naciones,
jamás han podido imaginar que dan albergue a eternos conspiradores, siempre
dispuestos a trabajar en la sombra y sin descanso hasta dominar al pueblo
ingenuo que les abrió sus puertas.
El Talmud claramente señala que los judíos no deben descansar hasta
que el dominio sea absoluto. Los judíos Los judíos han comprendido que la
democracia y el capitalismo –que les ha permitido dominar a los pueblos- no
les ha proporcionado ese dominio absoluto ordenado por el Dios de que habla
el Talmud; por eso, los judíos Karl Marx y Federico Engels inventaron un
sistema totalitario que les asegure poder quitar a cristianos y gentiles todas sus
riquezas, todas sus libertades y, en general, todos sus derechos humanos,
hasta igualarlos con las bestias.