Page 72 - complot contra la iglesia
P. 72

judaísmo por su afinidad con la religión cristiana, afirmación que raya en la
                    demencia y que sólo puede prosperar entre quienes, desconociendo el
                    problema, caen víctimas de las fábulas judaicas.
                           La intensa religiosidad de Luis de Carvajal se manifiesta en diversos
                    pasajes del proceso. Transcribimos a continuación el testimonio de Manuel de
                    Lucena, judío, amigo de Luis de Carvajal:
                           “...y lo que pasa es que habrá año y medio que yendo éste a Santiago a ver a Luis de
                    Carvajal y visitándole en el colegio de los indios en un aposento de él, que estaba sacando
                    moralidades de la Biblia, y éste le dijo: `cosas lindas estáis escribiendo´ ; y el dicho Luis de
                    Carvajal le respondió que tales eran, y que se espantaba cómo no abría los ojos tosa criatura, y
                    que quebrantado fuese quien quebrantaba la palabra del Señor, diciéndolo por los cristianos que
                    fuesen quebrantados, porque quebrantaban la Ley de Moisén, que llamaba la Ley del Señor;...”
                           Después, sigue diciendo Manuel de Lucena, que manifestándole algunas
                    dudas:
                           “...al dicho Luis de Carvajal como a hombre que guarda la Ley de Moisén y es muy leído
                    en la Biblia, se las declaraba y le satisfacía; y el dicho Luis de Carvajal le decía a éste cómo vio
                    que guardaba la Ley de Moisén y que también estaba en ella por habérsela comunicado a Ley y
                    tratado de autoridades del Testamento Viejo: que de allí en adelante le tendría por hermano y
                    aunque indigno, lo encomendaría a Dios en sus oraciones...” (15).
                           Hasta aquí aparece Luis de Carvajal como un piadoso judío,
                    fervorosamente religioso; pero que ya  demuestra su odio al cristianismo
                    cuando dice: “quebrantados sean los cristianos”, porque quebrantan la Ley de
                    Moisés.
                           El mismo judío, Manuel de Lucena, afirma que en cierta ocasión
                    preguntó a Luis de Carvajal
                           “...cómo se entendía un capítulo de Zacarías que comienza, que el principio de él no se
                    acuerda más de que se dice en él: `despierta, cuchillo, contra mi pastor y contra el hombre,
                    conjunto amigo, etc.´. Y el dicho Luis de Carvajal le respondió que aquella autoridad y aquello
                    que en aquello se contiende, diría el Señor el día del Juicio a Jesucristo, por haberse hecho
                    Dios, condenándole a Él y a todo su reino a los infiernos;...” (16).
                           Aquí, las interpretaciones equivocadas del Antiguo Testamento levan a
                    un judío piadoso en su religión, a destilar odio contra Cristo Nuestro Señor, al
                    afirmar que Este y su reino serán  condenados a los infiernos, blasfemia
                    lanzada contra el Hijo de Dios por un hebreo intensamente religioso,
                    considerado actualmente por los judíos como un santo varón y mártir.
                           Sigue diciendo después el mismo Lucena, en su testimonio, que cierto
                    día fue a casa de Luis de Carvajal y halló
                           “...al dicho Luis de Carvajal, doña Francisca su madre, doña Isabel, doña Leonor y doña
                    Mariana, sus hermanas, hincadas de rodillas hacia el Oriente, rezando Salmos y oraciones de la
                    Ley de Moisén, y con voz baja y llorando el dicho Luis de Carvajal, decía los dichos Salmos y
                    oraciones; y las dichas doña Francisca, doña Isabel, doña Leonor y doña Mariana respondían de
                    la misma manera, la voz baja y llorando; todo lo cual hacían en guarda y observancia de la Ley
                    de Moisén y del Día Grande del Señor...” (17).
                           La religiosidad y piedad de este ferviente judío quedan, por tanto, fuera
                    de duda.
                           Los frailes dominicos inquisidores, para ayudarse en el esclarecimiento
                    de la verdad, utilizaban, además de los testimonios de algunos judíos, un
                    medio consistente en introducir a la celda del reo a un sacerdote católico, que
                    conociendo las creencias y ritos secretos del judaísmo, apareciera ante el
                    preso como otro judío encarcelado en la misma celda. Con esta estratagema,
   67   68   69   70   71   72   73   74   75   76   77