Page 74 - complot contra la iglesia
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proveyendo, decía: por Nuestro Redentor Jesucristo, esto puedo almorzar este perro por la
mañana; y volviéndose a la cama, como dormía el dicho Diego Enríquez en medio del dicho Luis
de Carvajal y Manuel Gómez Navarro, teniendo el rostro de Cristo a sus pies, alzaba la copa y
ventoseaba diciendo al Cristo: bebe, perro, juro a Dios que os he de poner las barbas bermejas;
y el dicho Manuel Gómez Navarro, no pudiendo sufrir el hedor, dijo al dicho Diego Enríquez: idos
de ahí, lleva a ese perro con todos los diablos, y ponelde en otra parte y allí dalde de beber
cuanto vos quisiéredes; y entonces dijo el dicho Luis de Carvajal: dexaldo estar que yo me
huelgo mucho y no hay agua rosada ni agua de ángeles para mí, como ver tratar mal a este
perro ahorcado, embaidor y hechicero” (20).
La terrible escena demuestra que, el odio satánico de los judíos hacia
Cristo Nuestro Señor seguía siendo el mismo mil seiscientos años después de
su crucifixión. Y, del mismo modo, evidencia que es falsa la tesis sostenida por
muchos israelitas en el sentido de que, los enemigos implacables de Cristo y
de su Iglesia son los judíos descreídos y no los judíos fieles a su religión, la
cual es pariente cercana de la cristiana.
Es evidente, que los judíos más fieles a su monstruosa religión son los
más enconados enemigos de Cristo y de la Cristiandad, ya que es en tal secta
religiosa donde beben el odio implacable contra Jesús y contra todo lo
cristiano. Por el contrario, los pocos hebreos que venciendo el temor a las
terribles amenazas –incluso el asesinato de los llamados apóstatas y de
represalias contra sus familias- logran desligarse de la secta demoníaca y
adquieren el calificativo de judíos de sangre; pero incrédulos en su religión,
acaban por perder su odio hacia la Cristiandad y hacia la humanidad entera, al
dejar de absorber constantemente ese ambiente de odio contra la Iglesia, ese
afán de esclavizar y odiar a la humanidad, que infesta las Sinagogas de
Satanás. Desgraciadamente son poquísimos los que lo hacen, puesto que casi
nadie se atreve a desafiar las iras de los dirigentes judíos manifestadas, a
menudo, por represalias y bloqueo económico, excomuniones terribles y
amenazas de muerte, siempre pendientes sobre las cabezas de los incrédulos
que se atrevan a desligarse de la Sinagoga.
Siguiendo con las constancias del expediente del segundo proceso en
contra del judío Luis de Carvajal, encontramos en las declaraciones del Padre
Díaz que habiendo preguntando al primero con qué otros judíos de confianza
podía tratar, respondióle Carvajal:
“...con el dicho Antonio Díaz Márquez, porque era gran siervo de Dios y guardaba la Ley
de Moisén y que si no fuera casado con una perra cristiana, hija de villanos, se hubiera ido a una
judería...que el dicho Antonio Díaz Márquez, cuando iba a la iglesia y se hincaba de rodillas y
hacía que rezaba y decía a las imágenes de los santos semejantes sean a vosotros los que en
vosotros adoran...y que cuando salía el sacerdote a decir misa al altar, de la hostia decía el dicho
Antonio Díaz Márquez, en un solo Dios creo, en un solo Dios adoro y no en este perro que no es
sino un pedazo de engrudo...y luego se apartó hacia donde tenía el dicho Luis de Carvajal un
Cristo y unas imágenes, y se llegó al Cristo y le dio una higa, metiéndosela en los ojos por dos
veces y diciéndole: ¿qué secreto nos tendrá este perro de barbillas? y entonces le escupió en el
rostro y luego se levantó el dicho Luis de Carvajal, diciendo: no me habéis de llevar en eso
ventaja; y escupiendo a la imagen de Nuestro Señor Jesucristo, dijo: no habéis de llamar a éste
perro, sino Juan Garrido...y que cuando la dicha Constanza Rodríguez va a la iglesia, cuando el
sacerdote alza la hostia, dice: encomendado seas a los diablos tú y quien te alza, confundido
seas por misterio del cielo, caiga aquí un rayo y confunda a todos estos herejes, diciéndolo por
los cristianos...” (21).