Page 44 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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Capitales enormes quedaban estancados sustrayendo la plata y el oro de los Estados,
que se veían obligados a dirigirse a estos mismos que sustraían esos capitales para
obtener oro y plata. Estos empréstitos gravaban las finanzas de las naciones por el pago
de los intereses, los que esclavizaban al capital.
La concentración de la industria en manos de los capitalistas que han dado muerte a la
pequeña industria ha absorbido todas las fuerzas del pueblo y al mismo tiempo las del
Estado. La emisión de moneda actualmente no está en general en proporción con el
consumo por cabeza, y no puede, por lo mismo, satisfacer todas las necesidades de los
obreros. La emisión de moneda debe estar en relación con el aumento de población, y es
necesario que se tome en consideración a los niños, que consumen y cuestan desde que
nacen.
La revisión de la acuñación de moneda es una cuestión esencial para el mundo entero.
Vosotros sabéis que el patrón oro fue perjudicial para los Estados que lo adoptaron, pues
éste no puede dar abasto al consumo o gasto de moneda de plata, mucho menos, cuando
nosotros retiramos de la circulación la mayor cantidad posible de oro. Debemos introducir
una moneda creada sobre el trabajo, que sea de papel o de madera.
Haremos una emisión de plata de acuerdo con las necesidades normales de cada
individuo, aumentando esta cantidad a cada nacimiento y disminuyéndola a cada
defunción. Todo departamento, todo distrito llevará sus cuentas con este objeto. Y para
que no haya demoras en este envío de moneda argentífera para las necesidades del
Estado, las cantidades y la fecha de su remisión deberán fijarse por medio de un decreto
del gobierno, con lo que quedará anulada la protección del Ministerio de Hacienda, que no
podrá favorecer a una región con perjuicio de otras.
Estas reformas que proyectamos, las presentaremos de manera que no provoquen
alarma. Demostraremos la necesidad que hay de ellas como consecuencia del fango en
que han caído los desórdenes de los Gentiles en materia hacendaría.
El primer desorden, diremos, consiste en que empiezan por establecer un simple
presupuesto que va aumentando año por año; por esta sencilla razón se formula el
presupuesto hasta la mitad del año; después se pide un presupuesto reformado que en
tres meses es derrochado y todo acaba con un presupuesto de liquidación, y como el
presupuesto del año siguiente es votado con arreglo al total del presupuesto general, y el
déficit normal anual es de 50 por 100, el presupuesto anual se triplica cada diez años.
Merced a estos procedimientos aceptados por la inconsciencia de los Estados Gentiles,
sus cajas se encuentran siempre vacías. Los empréstitos subsiguientes devoran el resto y
llevan esos gobiernos a la bancarrota. Todo empréstito demuestra la debilidad del Estado
y la incomprensión de sus derechos. Los empréstitos, como la espada de Damocles,
están amenazando sobre la cabeza de los gobiernos, que en vez de tomar los que son
únicamente necesarios de entre sus propios súbditos, mediante un impuesto provisional,
acuden como mendigos con la mano extendida a implorar limosna a nuestros banqueros.
Los empréstitos exteriores son las sanguijuelas que nunca pueden ya despegarse del
cuerpo del Estado y que están chupando, si no caen por sí solas o si el Estado no las
arroja radicalmente. Pero los Estados Gentiles, lejos de arrancárselas, siguen