Page 39 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
P. 39
denunciar ante la comunidad a los renegados o a toda persona que emprenda cualquier
acción contraria a esa misma comunidad, así en nuestro reino universal será obligatorio
para todos nuestros súbditos servir al Estado en esa misma forma. Esta organización
destruirá los abusos de la fuerza, de la corrupción y todo aquello que nuestros consejos y
nuestras teorías de los derechos del hombre han introducido en las costumbres de los
Gentiles.
Pero ¿cómo si no hubiéramos podido obtener que se multiplicaran los motivos de
desorden en sus gobiernos? ¿Por qué otros medios más aptos? Ciertamente, uno de los
más importantes son los agentes a cuyo cargo está la conservación y el restablecimiento
del orden.
A éstos hay que dejarlos en condiciones de que puedan manifestar y desarrollar sus
malas inclinaciones y caprichos, de que abusen, en fin, de sus poderes, y al primer Jefe,
aún de que pueda aceptar de vez en cuando sus vasos de vino.
PROTOCOLO XVIII:
Medidas de seguridad.- Vigilancia sobre los conspiradores.- Una guardia invisible es la
ruina del poder.- La guardia del rey de los Judíos.- El prestigio místico del poder.- Prisión
a la primera sospecha.
Cuando sea necesario aumentar las medidas de precaución por medio de la policía (que
tanto desprestigian a los gobiernos), simularemos desórdenes y manifestaciones de
descontento valiéndonos para ello de buenos oradores.
Las personas que efectivamente alimenten sentimientos contrarios a nosotros, se unirán a
aquellos que van desempeñando el papel que nosotros les hemos encomendado. Esto
nos dará pie para autorizar pesquisas, cacheos y vigilancias especiales, para las que nos
valdremos, como agentes, de los servidores que hayamos entresacado de la policía de
los Gentiles. Como la mayoría de los conspiradores lo son por amor al arte, y por
fanfarronada, no les causa remos daño alguno mientras no lleguen a vías de hecho; lo
único que haremos será tenerlos bien vigilados.
No hay que olvidar que el prestigio del poder se menoscaba si con frecuencia se
descubren conspiraciones; esto implica una confesión de la impotencia del gobierno, o lo
que es todavía peor, de la injusticia de su propia causa. Vosotros no ignoráis que el
prestigio de los reyes y gobernantes Gentiles lo hemos destruido nosotros por medio de
frecuentes atentados cometidos por nuestros agentes, que no son sino estúpidos
borregos de nuestro rebaño; es cosa agradable impulsar al crimen por medio de unas
cuantas fraséenlas de sabor liberal, con un tinte político.