Page 325 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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314 Parte \U.—Textos: Amr, 91, 92
discreto ni cuida de su propia salvación ni tiene recta intención, sino
que, por el contrario, carece de toda aspiración elevada o la tiene muy
débil, o más bien, aspira únicamente a la prelacia y la jefatura, y esto
en el camino de Dios es una imperfección. ¿No ves acaso cómo Ma-
homa [91] afirmó que, si Moisés hubiese vivido, no habría tenido más
remedio que seguirle? Elias y Jesús, igualmente, se habrían sometido
a las normas de la religión de Mahoma. Así es como deben ser los
maestros de este camino espiritual.
Debe finalmente el maestro observar los estados de alma del no-
vicio en cada momento y hasta contar el número de sus respiracio-
nes, pues si del más ligero movimiento deja de pedirle cuenta y
someterlo a su examen, faltará a sus deberes para con el novicio y
dejará de cumplir lo que el grado del magisterio espiritual reclama.
Esto que acabamos de enumerar es tan sólo algo de lo que debe
hacer el maestro y director de las almas en el camino de Dios. Enu-
meremos ahora, de las condiciones del novicio que aspira a ser dirigi-
do, las que nos sea fácil recordar con la voluntad de Dios.
ARTICULO 2. DE LAS CONDICIONES DEL NOVICIO QUE ASPIRA A SER
a
DIRIGIDO
Es condición del novicio no tomar por maestro, sino aquel por el
cual sienta temor reverencial su corazón. Comprométase a obedecer-
le, así en lo que le agrade como en lo que le repugne. No le oculte
idea alguna de las que le ocurran, ni le contradiga jamás en cosa al-
guna. Es también condición indispensable del novicio la sinceridad de
intención en la búsqueda del maestro. No debe examinar o discutir
los actos de éste, sino tan sólo imitarlos, a no ser que el maestro mis-
mo se lo ordene. No se exceda jamás de lo que el maestro le mande
hacer, ni busque el sentido interno de sus palabras, sino, antes bien,
aténgase al mero sentido literal que ellas tengan, hasta que ascienda
al grado de las alusiones esotéricas, en el cual se le revelará aquel
sentido interno. No pregunte la causa de lo que le mande el maestro;
antes bien, apresúrese a obedecer, tanto si entiende, como si no entien-
de el motivo del precepto; no se tome la libertad de hacer algo que el