Page 447 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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436         Parte III.—Textos: Anwar, 14, 15, 16
        tu corazón quede señorío de alguien que no sea El, pues en este caso
        pertenecerás a ese otro que sobre  ti ejerza su dominio. Esto es indu-
        dable. Te es, por lo tanto, indispensable aislarte de la gente y preferir
        la soledad a la multitud, pues en la medida en que te alejes de las cria-
        turas te acercarás a Dios, así exterior como interiormente.
          Lo primero que has de hacer es adquirir  la instrucción necesa-
        ria [14] para  el cumplimiento de tus deberes religiosos (purificación,
        oración litúrgica, ayuno) y morales, pero sin aprender de todo esto
        más que  lo estrictamente necesario para cada obligación cuando  te
        urja cumplirla. Esta es la primera puerta del camino ascético. Vienen
        después, sucesivamente, la práctica de las virtudes, la abstinencia,  la
        austeridad y el abandono en las manos de Dios. En el primer estado
        de esta morada del abandono, te sobrevendrán ya cuatro carismas, que
        serán las señales e indicios de que realmente llegaste al primer grado
        del abandono: recorrer instantáneamente enormes distancias, andar
        sobre el agua, hendir los aires volando y transformar cualquier cosa
        en manjar, que es el síntoma de la real posesión de esta morada. Tras
        esto, van luego sucediéndose, unas después de otras, las demás mora-
        das, estados místicos, carismas y grados de iluminación, hasta  la
        muerte.
          Pero por Dios te pido que no entres en tu soledad, hasta que co-
        nozcas bien cuánta y de qué naturaleza es la influencia de tu fantasía
        sobre tu espíritu; porque  si tu imaginación te domina, no debes, en
        modo alguno, entrar en la soledad, sino es de la mano de un maestro
       de espíritu, discreto y entendido; en cambio,  si tu fantasía está bajo
        tu dominio, entonces sí, entra ya en la soledad sin preocupación.
          Debes también, antes de entrar en la soledad, ejercitarte en la dis-
       ciplina ascética, que quiere decir [15] la corrección de los hábitos mo-
       rales, el abandono de la sensualidad y el sufrir con paciencia los daños
       e injusticias del prójimo. Si la iluminación viene antes que la mortifi-
       cación, jamás logrará  el hombre ser místico perfecto, como no sea
       en casos raros y excepcionales.
          Una vez que te hayas aislado de las gentes, evita con cuidado que
       las gentes vengan a  ti, pues el que busca vivir alejado del mundo, no
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