Page 446 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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No hay que buscar de propósito la iluminación 435
que perder el tiempo, descender de grado y buscar en este mundo
lo que no le compete, pues este bajo mundo es cárcel del que ca-
mina hacia Dios, y si el viajero se empeña en apresurar aquellos
estados místicos a fuerza de practicar la oración mental, claro es
que logrará atraerlos hacia sí, pero para él serán un mal [por falta
de fuerza para soportarlos], y además una gran cantidad de sus
frutos se le escaparán, pues el tiempo durante el cual el alma está
absorta en Dios por la inconsciencia del éxtasis es un tiempo en
que deja de elevarse a otra morada más alta que aquella en que
está. La iluminación, efectivamente, es siempre proporcional, en in-
tensidad y forma, al conocimiento que engendra: el conocimiento
de Dios que, por ejemplo, adquieres en la iluminación que se te
otorga como fruto de tus ejercicios ascéticos de mortificación y pre-
paración en el tiempo primero [13], es el mismo que luego contem-
plas en el tiempo segundo, pues contemplas tan sólo la forma aquella
de tu conocimiento, impresa ya de modo permanente en el tiempo pri-
mero, sin añadir otra cosa que tu paso o tránsito de conocer a ver,
pues la forma es una sola y la misma.
Ya sabes, pues, qué es lo que debes dejar para su tiempo y sazón,
que es la vida futura en la cual no hay que practicar ya obras merito-
rias. Si en este mundo, durante el tiempo de tu contemplación, reali-
zas actos externos de virtud, a la vez que adquieres interiormente un
conocimiento de Dios, te será más útil, porque aumentarás la belleza
y hermosura de tu espíritu, que busca a su Señor, y de tu alma, que
busca su paraíso. En el día del juicio, las almas humanas resucitarán
hermosas o feas, según lo haya sido su conocimiento de Dios; y los
cuerpos, asimismo, según lo hayan sido sus obras.
Así debes obrar, hasta el último suspiro. Y cuando seas arrancado
de este mundo, en que siempre estás sujeto al yugo de la ley, y de
esta mansión, en que es forzoso ir siempre ascendiendo y elevándose
por grados, entonces encontrarás el fruto de lo que plantaste.
Una vez que hayas comprendido esto, debes saber que, si quieres
entrar a la presencia del Dios de Verdad y aprender de El, suprimidos
los intermediarios, y familiarizarte con El, no lo lograrás mientras en