Page 441 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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430 Parte 111.— Textos: Mawaqui, 28, 29, 30
recibir uno de esos carismas sobrenaturales, no te ciegues, hijo mío,
dejando de examinar con atención tu propia alma para ver cómo
se las ha ésta con la ley de Dios. Si ves que eres de los que la siguen,
si tu alma se mantiene al nivel de sus deberes, si recorres el camino
de la ley, obediente y cortés para con el legislador, entonces sí, toma
el carisma, como carisma que es, dale gracias a Dios por el favor y
ruégale y pídele que no te lo considere como premio y efecto de tus
virtudes ni permita que tú seas de aquellos que practican el bien con
objeto de obtener los carismas divinos. En cambio, si ves que tu al-
ma vive apartada de los preceptos divinos y en pugna con las pres-
cripciones externas de la ley revelada, entonces no los consideres
como carismas o favores de Dios para contigo; míralos, más bien,
como avisos que te envía para que emprendas desde aquel momento
la marcha por la vía recta..., pues si en lo sucesivo no sigues esa
vía, habrás de considerar que aquellos carismas son más bien una
prueba de Dios para ver si te dejas seducir por el fraude y la ilu-
sión. Pídele, pues, a Dios que te perdone tus faltas [63] y te haga
retornar al camino real y a la vía derecha, pues con ese fin te ha en-
viado aquel aviso. Estos carismas, aunque se les llama carismas, son
realmente, como todos los prodigios o maravillas de orden exterior
o físico, meros accidentes pasajeros.
[77] La perfección y la santidad pueden coexistir con la priva-
ción de los carismas, pues no son éstos condición indispensable suya.
[178] El mayor de los carismas es el andar por el camino de la
rectitud moral.
[2U. —ÜE LA CONTEMPLACION EXTATICA]
U
[28] La verdadera perfección se da tan sólo en aquel que con-
templa a su Señor, a la vez que se contempla a sí mismo..., no en
quien contempla a su Señor, pero privado, a la vez, de la contem-
plación de sí mismo..., pues este último está desprovisto de toda uti-
lidad y es sujeto de imperfección... [29] ¿Qué provecho, en efecto,
saca este sujeto, perdida la conciencia de sí mismo, según él preten-