Page 222 - Confesiones de un ganster economico
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                        iniciativas de los elementos más emprendedores de Dream Change, e implicaban el
                        trabajo con los pueblos indígenas de Latinoamérica, los shuar y achuar de la
                        Amazonia, los quichuas andinos, los mayas guatemaltecos, o informar a las gentes de
                        Estados Unidos y de Europa acerca de esas culturas. Esta obra filantrópica se realizaba
                        con la anuencia de la SWEC, ya que armonizaba con la afiliación de ésta al programa
                        humanitario United Way. También escribí más libros, todos ellos sobre temas de la
                        sabiduría indígena y evitando cualquier alusión a mis actividades como EHM.
                        Además de paliar mi aburrimiento, estas ocupaciones me ayudaron a permanecer en
                        contacto con Latinoamérica y con las cuestiones políticas que más me interesaban.
                           Pero, por más que trataba de persuadirme de que reequilibraba la balanza, de que
                        enmendaba mis pasados actos con estas empresas no lucrativas y mi dedicación a
                        escribir, cada vez me costaba más creerlo. En el fondo, sabía que estaba rehuyendo mis
                        responsabilidades ante mi hija. Jessica heredaría un mundo en el que millones de
                        niños nacen cargados de deudas que nunca llegarán a poder saldar. Yo debía asumir la
                        responsabilidad por ello.
                           Mis libros tenían cada vez más aceptación, especialmente uno titulado The World Is
                        As You Dream It. Este éxito me obligaba a participar en talleres y a dar conferencias
                        con creciente asiduidad. A veces, cuando me tocaba enfrentarme al público de Boston,
                        de Nueva York o de Milán, me chocaba la paradoja: Si el mundo es como uno lo
                        sueña, ¿cómo había soñado yo un mundo así? ¿Cómo había llegado a desempeñar un
                        papel activo en la manifestación de semejante pesadilla?
                           En 1997 el Omega Institute organizó una semana de trabajo en un complejo
                        turístico de la caribeña isla de Saint John. Recibí el encargo de dirigir ese taller.
                        Llegué allí a medianoche y la mañana siguiente, cuando desperté y salí al balconcillo,
                        me di cuenta de que estaba contemplando exactamente la misma bahía en donde,
                        diecisiete años antes, había tomado la decisión de dejar MAIN. Abrumado por la
                        emoción, me dejé caer en una silla.
                           Durante toda la semana pasé buena parte de mi tiempo libre en aquel balcón,
                        mirando hacia Leinster Bay y tratando de recomponer mis sentimientos. Comprendía
                        que, pese a haber dejado la empresa, había omitido el paso siguiente. Mi decisión de
                        quedarme a medio camino empezaba a cobrarse un tributo devastador. Hacia el final
                        de aquella semana concluí que el mundo que me rodeaba no era el que yo deseaba
                        soñar, y que debía hacer exactamente lo que les enseñaba a mis alumnos: cambiar mis
                        sueños  de manera que correspondiesen a  lo  que yo





























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