Page 125 - Arquitectos del engaño
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Varios consejos supremos masónicos de todo el mundo ya en 1.931 se reunieron en la masónica
fuertemente infestada Ciudad de la Habana, Cuba, para celebrar un Congreso Internacional para discutir
cuestiones comunes relativas a los cambios políticos a los que se enfrentaba el mundo.
En 1.938, Franco emitió un decreto ordenando que todos los símbolos relacionados con la
francmasonería fueran eliminados de las lápidas funerarias de los francmasones enterrados en España. La
masonería era un delito punible con prisión para cualquier hombre que en algún momento hubiera estado
conectado con la Orden, o cualquiera que no denunciara la francmasonería y no revelara a la policía los
nombres de todos los masones con quienes hubiera estado asociado (Hamilton, "La masonería: Un
prisionero de guerra," órgano oficial del Consejo Supremo de los grados 33º, The New Age, noviembre de
1.948, p. 655-656).
El 2 de marzo de 1.940, Franco dictó un decreto para la supresión del comunismo y la masonería"
haciendo de la pertenencia a la masonería un delito punible con seis años de prisión para aquellos que
estuvieran por debajo del grado 18º. Los activos de las logias fueron confiscados. Muchos masones fueron
juzgados ante tribunales y condenados a largas penas de prisión. Se creó un tribunal militar especial español
para suprimir la masonería. Unos 2.000 hombres fueron encarcelados hasta 30 años, dependiendo de su
rango y su actividad dentro de la masonería (Hamilton, "La masonería: Un prisionero de guerra", The New
Age, noviembre 1.948, p. 655). El ministro de Justicia de Franco afirmó que sólo habían sido encarcelados
950 masones y que 500 habían sido liberados en 1.945, aunque se les prohibió trabajar o ejercer su profesión
en España ( "Masones pero no libres," Newsweek, 25 de junio de 1.945, p. 114-115).
El artículo 1 del decreto declaraba que no se podía ser comunista, ni pertenecer a una orden masónica
o de otras sociedades secretas. Todos los masones que a la vez fueran comunistas automáticamente deberían
ser condenados a doce años y un día de prisión. Esto sólo se aplicaba en "circunstancias agravantes".
El artículo 6 explicaba que esto significaba que eran masones de los grados 18º al 33º o habían sido
miembros del Comité central de la Grande Oriente de España.
Todos los masones o comunistas debían dejar sus organizaciones antes de dos meses después de la
proclamación, y todos los que fueran funcionarios o estuvieran en posiciones de liderazgo dentro del sector
privado debían ser despedidos.
Muchos masones huyeron al extranjero y sus bienes fueron confiscados. No fue hasta la década de
1.970, varios años después de la muerte de Franco en 1.975, que la prohibición de la masonería fue abolida.
Franco creía que era importante informar a la gente de la peligrosidad de la masonería. Escribió más
de cincuenta artículos sobre la masonería en la revista Arriba entre los años 1.946 y 1.951. En 1.952 los
artículos fueron recogidos en un libro, llamado "Masonería", con el seudónimo de J. Boor. Volvió a ser
publicado en 1.982 cuando se reveló que el autor real era Franco.
Los masones todavía son calumniados ahora.
También el primer ministro portugués el nacionalista Antonio de Oliveira Salazar prohibió la
francmasonería en 1.931, que no podría funcionar abiertamente otra vez hasta después de su fallecimiento en
1.970. El gran maestro Jose de Matos fue arrestado e ingresado en un hospital mental en contra de su
voluntad.
Fujivara, que representaba a Japón en el Congreso Weltdienst de Berlín en 1.938, dijo: "La Judeo-
masonería está obligando a los chinos a convertir China en una punta de lanza para atacar a Japón y esto
obliga a Japón a defenderse ante esta amenaza. Japón no está en guerra con China sino con la masonería,
representada por el General Chiang Kaishek, sucesor de su maestro, el masón Sun Yatsen." (Henry Rollin,
"L'Apocalypse de notre temps", París, 1.991, p. 514)
La masonería fue prohibida en Turquía por el Presidente Mustafa Kemal Ataturk en 1.93, aunque él
mismo era francmasón. También el gobierno francés de Vichy persiguió la masonería a partir de 1.940. La
actividad masónica tampoco estuvo permitida en Rumania, Bulgaria, ni en Yugoslavia durante la guerra.
La razón era simple. Durante los doscientos años anteriores los masones sin tener ningún mandato
público en política, habían cometido actos terroristas, habían planeado y ejecutado asesinatos, habían
provocado revoluciones y guerras. Seguramente había razones para prohibir este movimiento
antidemocrático y destructivo que estaba utilizando medios democráticos para perjudicar a la sociedad que le
rodeaba.
En Austria la masonería fue prohibida en 1.938, y la mayoría de los masones fueron enviados a
campos de concentración. Lo mismo ocurría en Checoslovaquia un año más tarde. Los masones finlandeses
cerraron sus Logias voluntariamente durante la guerra para impresionar a sus aliados nazis.
El Papa Pío XII en 1.958 condenó a todos aquellos, "que unieran su nombre al de la masonería".