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ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE FACULTADES Y ESCUELAS DE ENFERMERÍA
Si recordamos, anteriormente nos educaron por objetivos, e inclusive la evaluación que
nos realizaban se basaba en esos objetivos. Por ello oímos hablar de Gagné, de Bloom y
de muchos autores que relacionaban la planicación que se hacía en la enseñanza a
través de los objetivos, surgiendo algunas clasicaciones propuestas como: objetivos
cognitivos, objetivos actitudinales, objetivos de habilidades o destrezas.
Con lo anterior han surgido algunas tablas de clasificación muy utilizadas para
planicar todas las actividades a desarrollar en el proceso educativo, y aún sigue
vigente en algunas instituciones y programas. En dichas tablas nosotros encontramos
verbos en innitivo para las áreas de memoria, comprensión, aplicación, síntesis, análisis
y evaluación, mientras que en otras se han ido incorporando o cambiando otros
términos como crear o innovar. Por ejemplo, un objetivo que hemos encontrado
redactado sería: que el estudiante sea capaz de identicar las partes del cuerpo
humano; solamente estamos pidiendo que las identique, pero cuando se dice que
sea capaz de analizar los procesos metabólicos que se suceden en la digestión,
entonces pedimos un nivel más elevado cognitivamente, porque ya lo estamos
poniendo a que razone y analice este proceso. Quiero hacer estas connotaciones
porque es importante que diferenciemos muy bien los objetivos de lo que son las
competencias; el objetivo, entonces, es más puntual, más medible y más verificable
cuando lo tenemos escrito de esa manera.
Tenemos ambigüedad si nos sirve o no poner objetivos; yo personalmente considero
que nos sirven porque es la intención que yo tengo cuando doy una conferencia, o
una charla, o una clase, cuando preparo un procedimiento para que el alumno
observe cómo se lo demuestro y para que él lo pueda memorizar y después repetir.
Ahora vamos a las competencias; éstas han sido denidas por muchos, y como lo
mencioné anteriormente, surgieron hace unos 20-25 años. Inicialmente se habló en el
trabajo del término competente, muy diferente a lo que se ha denominado
competencia, ya que competente es si la persona tiene capacidades para realizar un
trabajo, pero otra es que tenga las competencias para ello. Por esto hablamos de
competencias como los logros, donde se incluyen, además, los objetivos que nos
estamos planteando. La competencia es un sistema mucho más complejo porque
incluye lo cognitivo; es decir, el saber que esa persona tiene, las habilidades y las
destrezas. Hablamos entonces de ese saber hacer, los valores y actitudes, además de
ese saber ser, saber actuar, pero saber actuar con principios éticos y valores.
En algunos casos se incluye en la competencia la motivación, y otros han agregado la
metacognición. ¿Por qué? porque hablaron de que en esa metacognición puede
haber reflexión interna de la persona, sobre si yo tengo la competencia o no la tengo.
Por ello, Tacca (2013) afirma que la competencia “es un sistema complejo de
conocimientos, capacidades, destrezas, valores, actitudes y motivaciones que cada
persona pone en funcionamiento en un contexto determinado, para hacer frente a las
exigencias que demanda cada situación”.
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