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ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE FACULTADES Y ESCUELAS DE ENFERMERÍA
En un momento importante durante ese proceso formativo, algunos autores hablan de
que la evaluación también es una meta-evaluación, porque es la apropiación que yo
hago como profesor o como docente, de cómo hice ese proceso, en qué fallé, qué
me faltó; porque mis estudiantes, de pronto en ese cuestionario o en ese examen,
alguna pregunta no la contestaron de la manera como la debieron de haber
contestado; ahí encuentro yo debilidades dentro de mi propio proceso.
Además, con los resultados de la evaluación, el profesor puede informar a los
aprendientes de sus avances, de sus logros, de sus metas, si se han alcanzado o no,
pero también, si no las han alcanzado, qué podemos hacer para que logren
alcanzarlas. Éste debe ser un proceso objetivo, no subjetivo, a veces influye en estas
cosas la subjetividad, porque somos seres humanos, y tampoco por esto nos podemos
a veces castigar, recordando que la evaluación no es el n, es un medio. La evaluación
es un proceso, no es el producto, sino el comienzo de un proceso; por eso entre la
enseñanza o la mediación y la evaluación hay dos caras, hay una correlación entre
ellas, algunas personas han denominado que la evaluación es también una estrategia
didáctica, y en ella empleamos a veces muchas estrategias didácticas de aprendizaje.
Para poder evaluar a los estudiantes hay que tener en cuenta la planeación de la
estrategia, de cómo lo hago y qué es lo que debo hacer en ese proceso. Según
Gordon: “La evaluación inuye directamente en lo que aprendemos y en lo que
debemos nosotros enseñar y cómo lo aprendemos”.
La evaluación a veces se ha convertido en un proceso muy técnico, muy instrumental,
de decir voy a aplicar esta prueba, voy a hacer este cuestionario o estas preguntas,
voy a diseñar una rúbrica, o voy a hacer una lista de cotejo, o hacer un profesiograma
o una serie de instrumentos; sin embargo, no todo es instrumental, hay una parte muy
importante en la evaluación y es la parte ética, que quizás es más primordial que el
instrumental, debe ser una actividad marcada por valores, por principios que debemos
nosotros tener presentes, ya que la evaluación debe ser objetiva, honesta, justa,
equitativa y debe ser individual; nosotros no podemos evaluar a todos en conjunto,
sino evaluar a cada persona individualmente, teniendo en cuenta sus fortalezas y las
debilidades que tiene, porque él o ella es una persona íntegra, con aspectos físicos,
emocionales, psicológicos, espirituales, sentimentales, sociales y culturales; por ello no
podemos hacer evaluaciones en conjunto ni sistemáticas.
No tiene ningún sentido evaluar por evaluar, evaluar para jerarquizar, evaluar para
atemorizar, evaluar para perseguir o evaluar para castigar, porque no es lo mismo
evaluar para cuantificar, evaluar para calicar, que evaluar para cualicar. Cuando
nosotros a veces decimos que evaluamos para cuanticar, estamos diciendo que
estamos midiendo con una regla, o que estoy midiendo y asignando un número; en
cambio, cuando decimos que vamos a evaluar para cualicar, estamos diciendo que
vamos a valorar a esa persona en todo su ser integral. Siempre miremos en esa
evaluación, la integralidad que tiene esa persona.
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