Page 144 - Drácula
P. 144

Drácula de Bram Stoker


                         —Usted siempre fue un estudiante cuidadoso, y su estu
                  che siempre estaba más lleno que los demás. Entonces usted
                  era apenas un estudiante; ahora usted es maestro, y espero que
                  sus buenas costumbres no hayan desaparecido. Recuerde, mi
                  amigo, que el conocimiento es más fuerte que la memoria, y no
                  debemos confiar en lo más débil. Aunque usted no haya mante
                  nido la buena práctica, permítame decirle que este caso de
                  nuestra querida señorita es uno que puede ser, fíjese, digo pue
                  de ser, de tanto interés para nosotros y para otras personas que
                  todos los demás casos no sean nada comparados con él. Tome,
                  entonces, buena nota de él. Nada es demasiado pequeño. Le
                  doy un consejo: escriba en el registro hasta sus dudas y sus
                  conjeturas. Después podría ser interesante para usted ver cuán
                  ta verdad puede adivinar. Aprendemos de los fracasos; no de los
                  éxitos.
                         Cuando le describí los síntomas de Lucy (los mismos
                  que antes, pero infinitamente más marcados) se puso muy serio,
                  pero no dijo nada. Tomó un maletín en el que había muchos
                  instrumentos y medicinas, "horrible atavío de nuestro comercio
                  benéfico", como él mismo lo había llamado en una de sus cla
                  ses, el equipo de un profesor de la ciencia médica. Cuando nos
                  hicieron pasar, la señora Westenra salió a nuestro encuentro.
                  Estaba alarmada, pero no tanto como yo había esperado encon
                  trarla.
                         La naturaleza, en uno de sus momentos de buena dis
                  posición, ha ordenado que hasta la muerte tenga algún antídoto
                  para sus propios errores. Aquí, en un caso donde cualquier im
                  presión podría ser fatal, los asuntos se ordenan de tal forma que,
                  por una causa o por otra, las cosas no personales (ni siquiera el
                  terrible cambio en su hija, a la cual quería tanto) parecen alcan
                  zarla. Es algo semejante a como la madre naturaleza se reúne
                  alrededor de un cuerpo extraño y lo envuelve con algún tejido
                  insensible, que puede protegerlo del mal al que de otra manera
                  se vería sometido por contacto. Si esto es un egoísmo ordenado,
                  entonces deberíamos abstenernos un momento antes de conde
                  nara nadie por el defecto del egoísmo, pues sus causas pueden
                  tener raíces más profundas de las que hasta ahora conocemos.
                         Puse en práctica mi conocimiento de esta fase de la pa
                  tología espiritual, y asenté la regla de que ella no debería estar
                  presente con Lucy, o pensar en su enfermedad, más que cuando
                  fuese absolutamente necesario. Ella asintió de buen grado; tan
                  de buen grado, que nuevamente vi la mano de la naturaleza



                                             143
   139   140   141   142   143   144   145   146   147   148   149