Page 94 - Drácula
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Drácula de Bram Stoker
Levantó los brazos devotamente y se quitó el sombrero.
Su boca se movió como si estuviese rezando. Después de unos
minutos de silencio, se puso de pie, me estrechó las manos y me
bendijo, y dijo adiós. Se alejó cojeando. Todo esto me impresio
nó mucho, y me puso nerviosa.
Me alegré cuando el guardacostas se acercó, anteojo de
larga vista bajo el brazo.
Se detuvo a hablar conmigo, como siempre hace, pero
todo el tiempo se mantuvo mirando hacia un extraño barco.
—No me puedo imaginar qué es —me dijo—. Por lo que se pue
de ver, es ruso. Pero se está balanceando de una manera muy
rara. Realmente no sabe qué hacer; parece que se da cuenta de
que viene la tormenta, pero no se puede decidir a navegar hacia
el norte al mar abierto, o a guarecerse aquí. ¡Mírelo, otra vez!
Está maniobrando de una manera extremadamente rara. Tal
parece que no obedece a las manos sobre el timón; cambia con
cualquier golpe de viento. Ya sabremos más de él antes de ma
ñana a esta misma hora.
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