Page 192 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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LAS AVENTURAS DE HORUS Y SETH                            201


     cid en relación a esta carta: Incluso si tú no hubieras existido (jamás), in­
     cluso si tú no hubieras nacido, el trigo y la cebada no habrían, por ello,
     dejado de existir».
        La carta del Señor Universal llegó a Osiris y (se) la leyeron ante él. En­
     tonces escribió de nuevo a Pra-Harakhti, diciendo. «¡Es hermoso en verdad
     todo lo que has hecho, oh, inventor de la Enéada! Sin embargo se ha permi­
     tido que la justicia sea engullida en el mundo inferior. ¡Pero date cuenta, tú
     también, de la situación!  [15,5] El país en que yo habito está lleno de emisa­
     rios de rostro feroz, que no temen a ningún dios ni a <ninguna diosa>. Si
     los hago salir, traerán los corazones de todos aquellos que cometen malas ac­
     ciones", y (éstos) permanecerán conmigo aquí100. Y además, ¿qué significa
     que yo quede aquí, en reposo,  en el Amenti, en  tanto que vosotros  estáis
     afuera, todos los que existís? ¿Quién es entre ellos101 más fuerte que yo? ¡Pero
     mira, en verdad que ellos han inventado la mentira! ¿Y Ptah, el grande al sur
     de su muro, el señor de Ankh-Taui102, cuando creó el cielo, no dijo acaso a
     las estrellas que allí se encuentran: habréis de ir a reposar (en) el Amenti cada
     noche, al lugar en que el rey Osiris está? Pero tras los dioses, los nobles y el
     pueblo irán asimismo a reposar al lugar en que tú estás, —así me habló él».103
        Y    después  <de muchos días>  tras esto, la carta de Osiris llegó al lu­
     gar en que el Señor Universal se encontraba con la Enéada. Thot recibió
     entonces la carta y la leyó delante de Pra-Harakhti  /[15,10]  y los dioses
     de la Enéada. Dijeron: «Tiene ciertamente razón en todo lo que ha dicho,
     el grande de abundancia, el señor de las provisiones, V.P.S.»104.

     E l triunfo de Horus
        Después de esto, dijo Seth: «Hagámonos llevar a la Isla del Centro para
     que yo pueda discutir (todavía)  con él». Fue pues a la Isla del Centro, y se
     dio la razón a Horus contra él.

        99 Se hace aquí alusión a los enviados de los dioses, que vienen para arrancar el corazón de los
     vivos, en el cap. 29 del Libro de los Muertos,  titulado «Encantamientp para impedir que el corazón
     de un hombre le  sea arrebatado en el otro mundo».  En Campesino Bl,119, hemos ya encontrado
     una mención a un «mensajero» del territorio del dios cocodrilo (véase más arriba, p. 78, nota 57).
        100 El Amenti desempeña pues en esta leyenda el mismo papel que el infierno crisüano:  se
     trata del lugar en que son encerrados los condenados.
        101  En su indignación, Osiris deja de dirigirse directamente a los dioses, que pone aparte, y
     habla de ellos en tercera persona.
        1,12 Ankh-Taui, «La vida del Doble País», nombre de Menfis. Cfr. Westcar 1, 20. Ptah es igual­
     mente representado como creador del cielo y  de la tierra al inicio del «Onomasticón de Ame-
     nemope»; cfr. Gardiner, Onomástica, 1, p. 1-2.
        U>[N. del T.: La secuencia de airadas respuestas y amenazas de Osiris recuerdan en cierto

        l
     modo la correspondencia y el intercambio de mensajes que en la mitología mesopotámica tiene
     lugar entre los dioses celestiales (presididos por Anu, Enlil o Marduk) y  el dios (o diosa) de los
     Infiernos. También ahí es  frecuente  la  amenaza de hacer «subÍD>  a  los muertos  al mundo  de
     los vivos, para dañarlos y arrebatarlos, lo que evoca la amenaza que hace en nuestro texto Osi­
     ris respecto a sus «emisarios».]
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