Page 188 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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LAS AVENTURAS DE  HORUS Y SETH                           197


        Entonces dijo la Enéada: «Que se llame a Horus y Seth y que se les juzgue».
     Fueron llevados pues ante la Enéada. Y el Señor Universal dijo, ante la gran
     Enéada, a Horus y a Seth: «Marchaos, y escuchad bien lo que os digo: comed,
     /[11,1] bebed, ¡y que tengamos paz! Dejad de querellaros así todos los días».
          j
     Horus   Seth se marchan untos
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        Entonces Seth dijo a Horus: «Ven, pasemos una feliz jornada en mi casa».
     Horus le respondió: «Con gusto, sí, con mucho gusto». Y cuando (llegó)  el
     tiempo de la tarde, se les preparó un lecho y se acostaron, los dos amigos.
     (Entonces, durante la noche, Seth intentó abusar de Horus, pero éste recogió
     en sus manos el semen de Seth78.) Y Horus / [11,5] fue a decir a su madre Isis.
     «Socorro, Isis, madre mía, ven a ver lo que Seth me ha hecho». Abrió sus ma­
     nos79, y le hizo ver el semen de Seth. Ella lanzó un gran grito, tomó su cu­
     chillo, le cortó las manos y las arrojó al agua811 Después le proporcionó ma­
                                         .
     nos  equivalentes.  (Entonces  ella  recogió  el  semen  de  Horus81.)  E  Isis,
     llevando la semilla de Horus, fue, durante la mañana, al jardín de Seth y dijo
     al jardinero de Seth: «¿Qué tipo de /[11,10] legumbres come Seth contigo?».
     Y el jardinero le respondió: «No come ningún tipo de legumbres aquí con­
     migo excepto lechugas82». E Isis derramó sobre ellas el semen de Horus. En­
     tonces Seth volvió según su cotidiana costumbre y comió las lechugas que
     tenía el hábito de comer. E inmediatamente concibió de la semilla de Horus81.


     o el asno, pero era particularmente apreciada la leche humana (preferentemente de una mujer que es­
     tuviera amamantando a un varón ——), cuyas propiedades inmunológicas no les eran, pues, descono­

                          !
                          ¡
     cidas. Papiros como el Hearst y Ebers presentan casos ν remedios en donde concurre la leche como
     componente de pócimas y ungüentos, especialmente aplicados para lesiones externas o superficiales.]
        78 He aquí, en latín, la traducción íntegra de la frase que he resumido entre paréntesis (— ):
     «Noctu autem Seth rigidum effecit membrum suum atque insertat illud inter coxas Hori.  Tunc Horus insinua­
     vit munus suas ambas intra coxas suas et excepit sperma Seth» (según Chronique d'Egypte,  16  (1933), p.
     251, nota 1). [N. del T.: La traducción de este pasaje al castellano es como sigue. «Durante la no­
     che Seth endureció su miembro y lo deslizó entre los muslos de  Horus. Entonces  Horus puso
     sus manos entre sus muslos v recogió el esperma de Seth» (cfr. M.  Broze, op. cit., p. 91).]
        9   Aquí de nuevo drt. f  por d rty.f« sus manos». De igual forma, en la línea siguiente «ella le
                li
     cortó las manos —t. ella cortó sus manos (drt./)».
        811En la frase iw .s <hr> h ic.frp im w  «ella las tiró al agua», el pronombre ./se refiere a drt.f(~&ty.f)

     que precede inmediatamente, siendo este dual tratado como un masculino singular (cfr. notas 23 y 76).
        81   Traducción latina del pasaje resumido entre paréntesis (— ): «Tunc accepit aliquantulum dul­
     cis unguenti sparsitque illud super membrum Hori.  Tunc induravit illud, introductum in vasculum, effecit ut se-
     mem illius huc deflueret» [según Chronique d ’Egypte,  16 (1933), p. 251, nota 2).  [N. del T.: La traduc­
     ción  al  castellano de  este pasaje  sería: «Ella trajo un  poco de ungüento dulce  y untó con él el
     miembro de Horus. Lo endureció, lo introdujo en un recipiente, e hizo que su semen fluyera en
     éste». Cfr. M. Broze, op. cit., p. 91.J
        w La lechuga  (luictuca sativa) era entre los egipcios empleada como afrodisíaco: es por ello
     que  acompaña normalmente  la  representación de  Min  y de  Amón itifálicos.  Cfr.  Keimer, Die
     Pflanze des Gottes Min, en ZAS 59 (1924), p. 140. Como curiosidad diremos que los médicos grie­
     gos, aunque adeptos  fervientes de la medicina egipcia,  consideraban por el contrario que esta
     planta era andafrodisíaca: cfr. W R. Dawson en JEA 18 (1932), p.  152.
         Hemos encontrado un ejemplo de concepción análoga, pero al menos tratándose de una
     mujer, la ex esposa de Bata, que había tragado una astilla de la madera en la que se había meta-
     morfoseado su primer marido (Orbiney 18, 4-5); véase más arriba, p.  164.
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