Page 59 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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62        MITOS Y CUENTOS EGIPCIOS  DE LA ÉPOCA FARAÓNICA


     cogido un palo de  fuego19, /[55]  encendí una hoguera y ofrecí un ho­
     locausto a los dioses20.

    Apariáón de la serpiente

       Entonces escuché el ruido de un trueno: supuse que sería una ola del
    Gran Verde. Los arboles se agitaban /[60] y la tierra tembló. Cuando des­
    cubrí mi rostro21,  me di cuenta de que  se  trataba de una serpiente, que
    venía avanzando:  medía treinta  codos y su barba22  sobrepasaba los dos
    codos: sus miembros estaban chapados /[65] en oro, y sus cejas (?) eran
    de auténtico lapislázuli; avanzaba prudentemente(P).
       Abrió la boca hacia mí, en tanto que yo estaba sobre mi vientre ante
    ella, |diciéndome:  «¿Quién  te  ha  traído  (aquí),  quién  te  ha  traído,  pe­
    queño? /[70] ¿Quién te ha traído? Si tardas en decirme quién te ha traí­
    do a esta isla, haré que te veas reducido a cenizas, convertido en algo que
    no se puede ver más23».  (Yo respondí): «Tú me hablas y yo no entiendo
    /[75]  esto  (que  me  dices):  estoy  delante  de  ti y  he  perdido  el conoci­
    miento24».
       Entonces me puso en su boca, me llevó a su refugio y me depositó
    sin hacerme daño, de manera que estaba sano y salvo, / [80]  sin que me
    hubiera quitado nada. Abrió su boca hacia mí, en tanto que yo estaba so­
    bre mi vientre  delante de ella, y entonces me  dijo: «¿Quién te ha traído
    (aquí),  quién  te  ha  traído,  pequeño?,  ¿quién  te  ha  traído  hasta  esta  isla
    /[85] del Gran Verde, cuyas dos orillas dan a las olas25?».




       19 I  s decir: cuando hube confeccionado un palo de fuego.  Una representación de este ob-
    jeto en Maspcro, Histoire, I, cit., p. 318.
       2,1   [N. del T.:  Para un egipcio, para su mentalidad campesina y rural, un paisaje ideal, desde
    el punto de vista de los alimentos que puede ofrecer, tiene el aspecto, ante todo, de una lustro­
    sa huerta.]
       21  Aterrorizado, se había cubierto el rostro con las manos.
       22 En los monumentos  egipcios  se  encuentra  con  frecuencia la imagen de serpientes  con
    barba,  especialmente  entre  los  monstruos  cjue  habitan  el  infierno.  K1  dragón  de  los  griegos
    (δράκων) lucía igualmente una barba. Si la Serpiente dc la isla tiene los miembros cubiertos de
    oro, es porque se trata de un ser divino: véase más adelante la descripción de los hijos reales na­
    cidos de Ra, en IVestcar,  10,11  (y nota 83).
       2·' Lit. «Haré que tú te conozcas, siendo así que serás cenizas, habiéndote convertido en un
    (ser) que no se ve». Amenaza con destruirlo.  [N. del T.:  Para un egipcio, con una tan arraigada
    conciencia de pervivenda  (eterna) más allá de la muerte, la incineración, ser quemado (y redu­
    cido a cenizas), aparece como una de las amenazas peores que acarreaba una destrucción y ani­
    quilación ciertas.]
       24 Comparar con el pasaje de Sinuhé B,252-253  (véase más arriba, p,  49): «Mientras que es­
    taba tendido sobre mi vientre, perdí el conocimiento en su presencia». En este mismo parágra­
    fo del Naufrago, la frase «quién te ha traído» n-m in /^recuerda igualmente el trozo de SinuhéB,42
    (véase más arriba, p. 40): «yo no sé quién me ha traído» n   r h .i in   w i.
        Comparar con la expresión homérica: ν ή σ φ  έν άμψίρΌΤΤ] (Odisea,  CU, 50).
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