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GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS
cosa que un conjunto de discursos y
prácticas heterogéneos atravesados
por juicios socioideológicos que
luchan por imponerse.
Por otra parte, al colocar en el
centro de la acción performativa
una porción marginal y fronteriza
de su anatomía, como es su propio
himen, produce un quiebre en
el relato homogeneizador de lo
Uno, enfatizando el discurso de
la diferencia. Precisamente, la
iconología vaginal cobra fuerza
política centralizando la imagen-
símbolo de lo específicamente
femenino para, de ese modo,
subvertir las marcas de otredad
con las que la mujer ha sido
signada históricamente. En este
sentido, Juan Luis Prada, en su
ensayo titulado “Arte feminista y
esencialismo” (2000), señala que en
los años setenta, las primeras artistas
feministas se centran en el concepto
de la “diferencia”.
Las artistas Judy Chicago y Miriam
Schapiro proponen una iconología
vaginal que va a adoptar el término
“Cunt art” , la cual, lejos de reducir
6
a la mujer a su identidad biológica,
pretende “ser un medio de liberación
de la mujer de los prejuicios sobre su
propia anatomía” (p. 150). De acuerdo
con Prada, esta visión positiva de la
feminidad a través de la exaltación de
la genitalidad y del cuerpo femenino,
establece un paralelismo con el
campo literario en autoras como
Hélène Cixous, para quien la escritura
femenina implicaba “escribir el
cuerpo” (p. 151).
6 “El despectivo término «cunt», traducible por el término «coño», es en inglés (igual que en castellano) una interjección muy utilizada en la forma «You cunt!» y de un claro trasfondo alienador
de la anatomía femenina. Este término, al ser adoptado por estas artistas, trata de ser invertido y transformado en término de celebración de la identidad femenina” (Prada, 2000, p. 150).
7 De acuerdo con Donovan (1985) el feminismo radical fue desarrollado por un grupo de ex “movimiento de mujeres” a fines de 1960 y comienzos de los setenta en Nueva York y Boston.
8 Traducción propia.
12
En relación eso, podría afirmarse que,
con respecto a la teoría feminista,
Himenoplastia se enmarca en la
corriente del feminismo radical. De
7
acuerdo con Josephine Donovan
(1985), esta línea teórica considera
como ejes centrales: que “lo personal
es político”, que el patriarcado –no
el capitalismo– está en la raíz de la
opresión de las mujeres y que estas
deberían identificarse a sí mismas
como una clase o casta subordinada.
Otra tesis central desarrollada por
el feminismo radical incluye la idea
de que hombres y mujeres son
fundamentalmente diferentes en
estilos y culturas y que el feminismo
debe ser la base de un cambio
verdaderamente revolucionario. 8
De esta manera, Himenoplastia,
al centralizar la marginalidad del
himen, se convierte en un ejemplo
emblemático de la posición del
feminismo radical. Sus imágenes
develan un conocimiento y
una exaltación de la sexualidad
femenina, interpretada como un
territorio colonizado por el logos
masculino que debe ser reclamado y
reapropiado para sí.
María Laura Rosa, en su ensayo
titulado “La cuestión del género”
(2008), señala que a mediados
de los años ochenta y durante los
noventa surge la necesidad de
contextualizar la práctica artística
feminista de la década de 1970, la cual
fue estigmatizada de esencialista por
la crítica historiográfica. Para ello, se
aplica el concepto de “constructo”
surgido del postestructuralismo,
según el cual nuestra subjetividad es