Page 10 - 2020_18.1_Neat

GÉNERO Y SALUD EN CIFRAS
femenina. Como sostiene María
Laura Rosa (2008), en la actualidad
un cuerpo que puede ser operado,
trastocado en favor de una
construcción social, es un cuerpo
que puede aprovecharse para
desestabilizar el orden patriarcal
y desbaratar los dualismos
jerárquicos que estructuran el yo
occidental. En este sentido, según
Rosa, la propuesta de Haraway
se asienta en la utopía de la
construcción de un mundo sin la
existencia de un orden patriarcal,
dado por una nueva forma de
relación biotecnológica (p. 162).
Los códigos visuales de
Himenoplastia nos remiten a las
convenciones empleadas en
las imágenes producidas por la
industria pornográfica: encuadre
cerrado, color saturado, superficies
húmedas. Sin embargo, el
impacto que provoca en el
espectador es revulsivo y anula
el voyeurismo presente en lo
pornográfico.
La tradición del desnudo
femenino, según Lynda Nead
(1998), ha sido el núcleo de cierta
estética idealista de la totalidad y
la contención y ha sido organizada
“alrededor del principio de la
integridad del cuerpo y sus
fronteras físicas” (p. 101).
Juan Antonio Ramírez
(2003) indica que en el arte
contemporáneo el tema de
la fragmentación corporal ha
coincidido con dos factores
estéticos: uno es el primer plano
fotográfico o cinematográfico,
y el otro, el denominado
cubismo sintético, del cual
derivan los collages dadaístas y
constructivistas. Himenoplastia
quiebra esta tradición estética
idealista, reelaborando la
dicotomía totalidad/fragmento
10
en las representaciones del cuerpo
femenino para focalizar la genitalidad
como el sitio de la resistencia política.
El borde discursivo entre
estética y ciencia
Galindo, al someter su cuerpo a una
cirugía clandestina arriesgando su
vida y documentarla en una práctica
artística, deconstruye el borde
discursivo entre estética y ciencia.
Himenoplastia fue diseñada por
Galindo con la convicción política de
denunciar sistemas opresores y, al
ubicar su genitalidad en el centro de
la escena visual, deja de ser un objeto
pasivo para transformarse en un
sujeto activo.
Linda Nead (1998) afirma que
históricamente se ha producido una
alianza poderosa entre los discursos
del arte y la medicina en la definición
de la feminidad, la cual ha seguido
ejerciendo su poder dentro de la
sociedad contemporánea.
Las articulaciones entre estos dos
discursos y las reflexiones en torno
a la salud y la belleza que producen
han sido exploradas en algunas obras
del reciente arte feminista como
es el caso de las prácticas estéticas
de la artista francesa Orlan quien,
mediante intervenciones estéticas en
su cuerpo durante la década de 1990,
pone en cuestión los estereotipos
de belleza femenina. De acuerdo
con Juan Antonio Ramírez (2003),
las sucesivas intervenciones a que
se ha sometido Orlan desde 1990,
denuncian la arbitrariedad de los
patrones de belleza occidentales.
El punto en común que existe entre
las intervenciones de Orlan y el
performance de Galindo radica en la
apuesta por la racionalidad moderna