Page 26 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
P. 26
CAPÍTULO SEIS
A
hora, ¿a dónde ir?, ¿a dónde buscar satisfacción? En
estas andaba, cuando un buen amigo, viendo sus
angustias colocó en sus manos un libro. Alguien pudo
pensar, “un libro más de tantos que han llegado a sus manos”;
pero un libro en manos de Agustín, no era cualquier cosa. Un
libro era un libro, es decir, un tesoro. Así que comenzó la
lectura de aquel tesoro entre el ajetreo de su trabajo y la
insatisfacción de su vida; cada día dejaba un tiempo para
avanzar en la lectura y entre más lo leía más se apasionaba
por aquel maravilloso regalo del amigo. Terminó de leerlo. Lo
leyó una y otra vez, cada vez con mayor entusiasmo.
Estaba impactado. Era un libro que le descubría un modo de
vivir en la sociedad sin caer en el aburrimiento que él sentía.
¡Qué lástima que ese libro desapareció! ¡Con cuánta pasión
Agustín a la hora de contar su testimonio citaba aquel libro, “El
30