Page 40 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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engañó. Dijo a su madre que iba al puerto a encaminar a un
amigo y estando allí, se subió al barco y zarpó para Roma.
Ahora estaba sufriendo las consecuencias de aquel engaño.
La insatisfacción se le había vuelto una carga que no sabía
cómo llevar a sus espaldas.
Lo que él no sospechaba es que, dentro de poco, tendría
nuevamente a su madre, muy cerca. Él no contaba con lo que
estaba por llegar. La gloria estaba a punto de llegar a su vida.
Lo esperaba la sede del emperador con los brazos abiertos. Lo
esperaba Milán, la gran capital del imperio.
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