Page 37 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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mucho tiempo después, cuando la oración de su madre triunfó

                  sobre sus resistencias a Jesús.




                  La  noche  que  su  mujer  salió  de  casa,  Agustín  dormía


                  plácidamente, mientras ella acariciaba su rostro por última vez.

                  Lo  contemplaba  con  sus  ojos  bien  abiertos  y  llenos  de


                  lágrimas;  esperaba  el  momento  propicio  para  salir  sin

                  despertarlo.  El  niño  estaba  en  la  cuna,  dormido

                  profundamente,  como  si  hubiera  intuido  que  nunca  más


                  volvería a ver a su mamá. Apenas Agustín se durmió, después

                  de contemplarlo algunas horas y empapar la cama con un río


                  de lágrimas, aquella mujer salió en silencio hacia el monasterio

                  que  la  estaba  esperando.  Cuando  Agustín  despertó,  solo


                  encontró una carta con bella letra, donde esta le explicaba los

                  motivos de su fuga. Hasta entonces Agustín supo que aquella


                  joven esclava, sabía leer y escribir. Era inteligente, más que

                  muchas personalidades importantes del imperio.




                  En  la  carta  que  tenía  una  excelente  escritura,  le  porfiaba

                  cuánto le amaba, el dolor que sentía al partir y la satisfacción


                  que sentía por estar haciendo las cosas bien. Le decía que no

                  quería ser un obstáculo para su futuro ni para el futuro de aquel










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