Page 33 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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CAPÍTULO OCHO
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ara este tiempo solo un interés perseguía, ser feliz, ser
feliz, ser feliz. Puedo repetirlo muchas veces y no
bastaría para expresar cómo lo anhelaba Agustín.
¡Cuánto anhelaba amar y ser amado!, amar y ser amado,
encontrar la verdad, apagar su pasión, encontrar reposo en su
alma. Senda inquietud tenía, pero la buscaba en el poder y en
el placer. Así se fue a Roma, dejando a su madre engañada y
a su mujer e hijo abandonados. Se fue en búsqueda de buenos
estudiantes, pero le salieron peores que los que había dejado
en Cartago.
Ciertamente, contaban con buenas cualidades de las que los
anteriores carecían, pero un solo defecto era peor. En Roma,
aquellos expertos en las mañas, empezaban recibiendo clases
con él y terminaban con otro para no pagar la deuda que
establecía el contrato. Todo lo que aprendían, cuando se
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