Page 46 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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valores que aprendió de niño! La sola presencia de su madre
era motivo para actuar rectamente.
El caso es que la estancia en Milán era una oportunidad para
toda la familia. Con ayuda de los maniqueos, Agustín llegó a la
cima del poder. Era el orador de la corte, con palabras más
exactas, Agustín, era la voz del emperador. Trabajaba y vivía
para el emperador y seguía sus órdenes, sin importar cuáles
fueran. De seguro pensó que llegar hasta ahí, era el final de
sus anhelos y, apenas, comenzaba la verdadera aventura.
¿Cómo podía actuar este hombre conforme a una orden? Un
hombre que era capaz de preguntarse por el sentido de lo que
acontece en el mundo, fueran cosas pequeñas o grandes;
¿cómo podía un hombre, tan crítico de los fenómenos que
tienen lugar en el medio humano, no preguntarse por el valor
que tienen sus acciones? Por supuesto, que Agustín era ese
hombre, embrujado por el hechizo del poder. Un gran genio,
conocedor de todas las artes y las ciencias de aquel tiempo,
había caído en semejante infamia. El poder que había
conquistado y su orgullo lo llevaban a defender lo que hacía,
tratando de ignorar su propia miseria, que no podía ocultar ni
evadir.
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