Page 129 - Fantasmas, espectros y otros trapos sucios
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ENTRE ESPECTROS TE VEAS






               LO PRIMERO que hice al llegar a mi casa fue preguntarles a mis padres sobre el
               tío Chema. Los dos intercambiaron una mirada de alarma, pero ante mi
               insistencia, mi madre aceptó hablar y confirmó todas mis sospechas, era algo
               terrible y a la vez muy simple: la familia dejó de visitar al tío Chema porque
               había muerto dos meses atrás.


               —No te lo dijimos porque sabíamos lo apegado que estabas a él —explicó mi
               madre con esa voz baja que usa para dar malas noticias. Fue un accidente, creo
               que ocurrió en un lugar de Chihuahua, en pleno desierto… ya conocías a tu tío,
               era tan extraño. Pobre… ni siquiera se pudo recuperar su cuerpo.


               —Tito, la muerte es un proceso normal —dijo mi padre con voz grave—. En
               algún momento todos tendremos que irnos al Cielo.


               —Ahora el tío Chema debe de ser un angelito flotando en una nube —agregó mi
               madre.


               Sonreí, evidentemente mis padres no imaginaban que unos minutos antes había
               estado platicando animadamente con el espectro del tío Chema. Las cosas eran
               mucho más interesantes de lo que ellos decían. ¿Angelitos tocando el arpa entre
               nubes de algodón? Eso no era nada al lado de un fantasma experto en cuentos de
               otros espectros y demás seres ultraterrenos.


               —Es una triste noticia… pero la superaré. —Me encogí de hombros y entré a mi
               cuarto.


               Mis padres se quedaron atónitos.


               —Mi Tito es un muchachito muy maduro —suspiró mi madre, orgullosa.


               Pero al día siguiente yo ya no estaba tan seguro de ser maduro. ¿En verdad me
               atrevería a regresar a la casa del tío Chema? La situación había cambiado, ya no
               iría a visitar a mi tío, un simpático y extravagante anciano, preocupado
               únicamente por ordenar sus tiliches, ahora me dirigiría a la casa donde habitaba
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