Page 55 - Llaves a otros mundos
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cubierta de canas del anciano.
—¿Tú… eres el brujo?
—Por favor no me confundas. ¿Tan malvado me veo?
Ana se sintió un poco avergonzada.
—Perdón —susurró.
—Entiendo que mi magia te asombre, pero no la uso para hacer daño.
Sacó de la nada un pequeño banco y la invitó a sentarse. Ana obedeció.
—Antes que nada —dijo solemne el hombre—, vamos a presentarnos. Mi
nombre es Rocco, el cerrajero, y mi misión es abrir puertas. Y tú eres…
—Ana.
—Muy bien, Ana. Veo que eres nueva en todo esto, así que te pondré al tanto.
Soy el encargado de las llaves de todos los mundos conocidos. Claro que existen
muchísimos más, pero no me corresponde descubrirlos. Hago lo mismo desde
que estoy aquí: por la misma puerta por la que llegaste caen pedazos de madera,
de bronce, de piedra, incluso de oro y diamantes, y los tallo con mis
herramientas hasta hacer las llaves que coloco en esta hilera. A veces me aburro
y me doy mis escapaditas. He recorrido muchos mundos, y el tuyo es de mis
favoritos.
Ana se alegró de sentirse en compañía de alguien que conocía su mundo. Si todo
salía bien, podría regresar a él.
—Todo marchaba muy bien en los mundos, hasta que llegó Bruno Rufián, un ser
terrible, es- pantoso. Comenzó a conquistar mundos para él solo. Después
aprendió a conquistar personas, a someterlas a su voluntad. Ahora tiene la manía
de dominar realidades. Eso es lo más peligroso: las llaves que cruzan mundos le
pueden ayudar en ese propósito. De repente comencé a notar que el Llavero
estaba incompleto. Usé una de las llaves para investigar. Así supe que Bruno
Rufián las ha estado robando y todos estos mundos corren el riesgo de caer bajo
su dominio. Y ahora apareces tú con esa llave maestra. Me pregunto por qué.
¿Piensas unirte al brujo?