Page 57 - Llaves a otros mundos
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piedras: madera, carbón, barro… Pero mientras más comunes son, menos
puertas abren. Eso lo sospecha Bruno Rufián, pero no lo sabe con certeza. Por
eso es necesario que me des esta llave tan especial, para guardarla en un sitio
seguro. No nos la vaya a robar de nuevo.
Rocco terminó de hablar y de comer. Con una orilla de su túnica se limpió la
comisura de los labios.
—Ya contesté tus preguntas. Ahora es mi turno. ¿Cómo supiste que el brujo
quiere destruir tu mundo?
Ana le contó todo lo que su papá le había dicho. De cómo él y su mamá habían
encontrado a Nueve, de su viaje a través de la portezuela de la camioneta y del
encuentro con Bruno Rufián. También le contó que su papá le había encargado la
llave y la computadora, y de cuando su mamá lo hizo irse por el escusado.
—Por eso no puedo darte la llave ahora, Rocco. Discúlpame. Prometo que te la
devolveré, pero tengo que ayudar primero a mis papás. Tú comprenderás.
El anciano la miró con paciencia.
—Te entiendo —le dijo—. Tus razones son muy poderosas. Tienes todo el
derecho de buscar a Bruno, enfrentarlo y evitar que tu mundo desaparezca. Es
más, es tu deber.
Ana se sintió aliviada. Había temido que Rocco no lo aceptara.
—Se me hace que tu papá tiene mucho miedo por haber provocado la furia de
Bruno.
—¿Por qué se enojó tanto si la llave era tuya? ¡Él te la robó a ti! —reflexionó
Ana.
—No estoy seguro de que me la haya robado él en persona. Lo que tal vez quería
el brujo de tu papá es el gran mapa, ¡y ahora tú lo tienes!
—Tssss —Ana sintió escalofríos.
—Mira, cuando viajé para saber qué se traía el brujo entre manos al robarme las
llaves, me enteré de algunos de sus planes. Al parecer todos son parte de un solo