Page 59 - Llaves a otros mundos
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que el brujo provocaría. Ante tal posibilidad, se sintió impotente y comenzó a
llorar.
—¿Por qué Bruno quiere destruir mi mundo? ¿Y por qué tengo que estar aquí?
¡Solo deseo regresar a casa antes de que ese malvado brujo la desaparezca! —
exclamó entre sollozos.
Rocco le tomó las manos y las acarició.
—Ana, ¿no te has dado cuenta de tu misión? Ahora tienes el mapa: puedes
salvar no solo tu mundo, sino todos los mundos a cuyas puertas conducen más
llaves. Estás llamada a ser una heroína. Este es tu momento. No sabremos nunca
quién te escogió o si fue la casualidad. Yo te puedo ayudar. Bruno Rufián es
fuerte y será una lucha difícil. Cuando escogiste girar la llave, girar a Nueve,
tomaste una decisión. Ahora debes afrontar las consecuencias. No hay vuelta
atrás. ¿Qué dices?
Ana había dejado de llorar. Las palabras del anciano llegaban dulces y
contundentes a donde debían para reconfortarla. Completamente recuperada,
cerró los ojos y suspiró.
—Está bien —dijo—. Seré una heroína. Antes que nada, buscaré a Bruno para
intentar convencerlo de que no destruya nada. ¿Me ayudas a encontrarlo?
—Claro que sí —dijo orgulloso el viejo—. Dudaba si permitirte seguir usando a
Nueve o darte una llave mejor, pero me has convencido.
De su túnica sacó un llavero con quince llaves.
—Estas son las primeras llaves. Te voy a prestar una. No tengo que pedirte que
la cuides porque quien la porta inmediatamente la hace parte de su vida, como
un pulmón, como un sentimiento. Nueve es una llave maestra. Pero Trece… —
dijo Rocco mientras sacaba del llavero una de las llaves, color verde jade—,
Trece es una llave universal. Esto quiere decir que puedes hacer una puerta de
cualquier cosa que tenga un orificio. Tómala.
Ana miró la llave con detenimiento. Era más gruesa que las normales, pero
pesaba mucho menos. No era porosa como Nueve: era suave y fría.
—Gracias —le dijo a Rocco. Él la miró casi, casi como su abuelo solía mirarla.