Page 161 - El Bosque de los Personajes Olvidados
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—Pues no, pero yo la merezco.


               —Igual que todos.


               —Sí, pero yo más.


               No repetiré la enorme justificación que me dio para tal afirmación; simplemente
               resumiré que ahondó en su infancia, en los famosos siete enanos, en una
               audición que no pasó y, finalmente, en lo injusta que es la gente al juzgar más
               por la apariencia que por las capacidades. Ese último punto me hizo reflexionar
               en la causa del temor de los humanos a mi pueblo, en la razón de que evitara
               acercarme a otros seres: el miedo que mostraban al verme. Por ello decidí darle
               una oportunidad.


               —Muy bien. Haremos un trato. Si logras verme sin asustarte, podrás llevarte la
               flor, con la condición de no decirle a nadie jamás lo que viste, porque, de lo
               contrario, le diré a la Bruja Oscura, íntima amiga mía, que te persiga y te lance

               un hechizo que te borre de la mente de todo escritor.

               El tipo pareció reflexionarlo un rato; uno muy pequeño, la verdad.


               —De acuerdo, pero si no me asusto no sólo me llevaré la flor, sino que me dirás
               tu nombre.


               —No, sólo la flor.


               —También tu nombre.


               —¿Y por qué tanto interés en mi nombre?


               —Porque no se puede nombrar lo que se desconoce.


               —Pero tú nunca hablarás de mí.

               —Y entonces, ¿cómo supones que voy a sacarte de este lugar?


               —¿¡Qué dices!?


               —Mira: si yo me vuelvo un enano famoso podré meterle en la cabeza a mi
               escritor que necesito una amiga como tú para realizar una hazaña. Y entonces él
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